CASTILLO DE MONTALBÁN (Toledo).
CASTILLO DE MONTALBÁN (Toledo).
El castillo se erige en un paraje seco y solitario con rocas de granito dispersas y manchas oscuras vegetales de tomillo, carrasca... En un lugar que era lugar de paso de dos importantes calzadas que atravesaban estas tierras. Está en una propiedad privada, pertenece a los duques de Osuna.
El origen de la fortaleza es una alcazaba musulmana (de un tamaño mucho menor) ordenada construir por Abderramán III en el siglo IX en torno a la marca media musulmana, aunque se especula que hubo asentamientos anteriores.
Una fecha importante para el lugar fue 1209 cuando Alfonso Téllez Meneses (seguramente perteneciente a la Orden de Monte Gaudio) recibe la fortaleza de Alfonso VIII y funda la villa (amurallada) de Montalbán con dos objetivos principales: la repoblación del territorio y la fortificación de los Montes de Toledo junto con los castillos de Dos Hermanas y Malamoneda. Las racias de frontera con los musulmanes eran constantes.
Sin embargo, la presencia templaria en este territorio es mucho anterior. En una bula de Alejandro III datada en 1147 ya aparece Sta. María de Melque como uno de los cinco monasterios templarios de Castilla y de León en esta fecha. Santa María de Melque, a unos cinco kilómetros de nuestro castillo, fue en centro espiritual de la Orden. Montalbán sería el centro administrativo y militar.
En 1212 se produce la importante Batalla de las Navas de Tolosa trascendental para el avance cristiano y la superación de la marca media musulmana retrocediendo la frontera unos doscientos kilómetros al sur, hasta Sierra Morena.
En 1216 la villa pasa a formar parte de la Orden de Monfrag (de Monfragüe o Monte Gaudio, de la que hablamos ya en la entrada del Castillo de Alfambra y en la de la Ermita Virgen del Consuelo en Teruel).
En 1221 se produce la cesión de Montalbán a la Orden Templaria en medio de un largo litigio entre las órdenes de Calatrava, Alcántara y el Temple. La Orden de Monfrag se fusionó con la Orden del Temple en 1221.
La fortaleza cuenta con una extensión de algo más de una hectárea y media y una longitud de murallas lineal de 755 metros. Emplazado en una elevación del terreno solo es accesible por el frente este pues al oeste se encuentra la garganta del río Torcón con una profundidad de 80-100 metros y al norte y sur existen unas muy empinadas laderas.
Los templarios permanecerán en la fortaleza 87 años, hasta 1308, y en este territorio un total de 164 años (gran parte de ellos enmarcados con litigios con las Órdenes de Alcántara y Calatrava). La principal causa de conflicto era la importante villa de Ronda (hoy desaparecida). Esta villa tenía hospital propio, era encrucijada de calzadas, vías pecuarias, molinos, tenía un puente sobre el río Tajo... Por el lugar pasaban hasta 200.000 cabezas de ganado con todo lo que ello representaba.
Un importante hito de la historia templaria en la zona es la adquisición/toma del castillo de Villalba de Bolobras. Este castillo fue dado por Alfonso VIII de Castilla a la Orden de Santiago en 1172. Los santiaguistas construirían allí un hospital militar. En 1226 nuestro conocido Alfonso Téllez dona un hospital a la Orden de Santiago en Talavera provocando que los seguidores del apóstol se vayan a esta ciudad abandonando la pequeña fortaleza. El Temple aprovecha este momento para tomar el castillo consiguiendo con ello el control de todas las fortificaciones defensivas del Tajo entre Toledo y Talavera. Villalba se convertirá una importante encomienda templaria de la que dependía unas cuantas alquerías como Cebolla, Aldehuela, Sanchón o Mesegar (una alquería era una pequeña aldea rural alejada de las ciudades).
Primeramente, Villalba será una pequeña encomienda independiente, pero, al cabo de un tiempo, se unirá a Montalbán. Con esta unión el bailiato templario de Montalbán se convertirá en la tercera más importante del Reino de Castilla (de las veinte y nueve que tenía) tras Jerez de los Caballeros y Alcanadre en la actual Rioja. La importancia no en tamaño, las había más grandes, si no en economía. La gestión era muy buena y gran parte de los beneficios, portazgos y tasas estaban destinados a los territorios de ultramar en Tierra Santa.
A continuación, os muestro el castillo, hoy ruinoso, de Villalba y el hospital santiaguista de Talavera nombrados.
Continuando con la historia templaria, llegamos al año 1276 en el que aquella importante villa de Ronda un gran problema de salubridad. Tras una gran subida del Tajo y la consiguiente decrecida, proliferaron de manera superlativa cucarachas e insectos. Los templarios probaron su eliminación por diversos medios (echando agua hirviendo en los nidos, cepos con azufre, colocación de laurel y lavanda...) No lo consiguen, se convoca un convento extraordinario. La Orden y su comendador Frey Pedro Vázquez decidieron asolar y quemar la población y evacuar a sus habitantes. Pero hacen algo extraño, dividen la población en dos grandes grupos. El primero (con los aldeanos que poseían tierras) lo trasladará a un asentamiento situado a tres kilómetros y medio de Montalbán que será el origen del actual Carpio de Tajo. Y el segundo (los no poseedores de tierra) lo llevará a diez kilómetros de la antigua Ronda, a una nueva localidad (en un cerro y al lado de una comunidad judía) fundada para ello que será la Puebla Templaria de Montalbán, fundada por y para la Orden.
A finales del siglo XIII otras dos pequeñas poblaciones serán azotadas por epidemias (Villarta y Villahermosa) tendrán el mismo destino, evacuación de la población y reducción a cenizas de las aldeas. Y, por último, la población civil que vivía en el castillo/villa de Montalbán son obligados a abandonarla y a trasladarse a los nuevos asentamientos. Pensemos que el territorio ya era seguro y el peligro almohade había desaparecido.
Por todo ello, la Puebla de Montalbán se constituirá por setenta familias, alrededor de quinientas personas, de diversa procedencia. No queda mucho de la época en el pueblo, pero os puedo mostrar esta bella pila bautismal, único resto de la iglesia de S. Miguel construida por los templarios en lo alto de población, en el lugar que hoy ocupa la torre de homónimo nombre.
Pero volvamos a nuestro protagonista, el Castillo de Montalbán. Os presento la planta del templo. El enclave contaba con elementos defensivos (situados, no podría ser de otra manera dada su ubicación, en el frente este), sus huertos, las casas de los campesinos y artesanos, las celdas y cuadras de los templarios y, en el centro de todo ello, la ermita. Muy distinto de lo que vamos a ver hoy en día.
Exteriormente vemos una serie de elementos defensivos como la coracha que protege a un pozo y una bestorre (torre circular abierta) que a su vez protege la coracha. Estos elementos fueron construidos a mitad del siglo XV, en tiempos de D. Álvaro de Luna.
Ese pozo fue protagonista de un hecho histórico sucedido en el siglo XV, el 1461, durante el conflicto nobiliario entre Juana Pimentel, Juan Pacheco bajo la mirada de Enrique IV de Castilla. El pozo fue envenenado y ello provocó la capitulación de la viuda de Álvaro de Luna, condestable de Castilla y maestre de la Orden de Santiago.
Más interesante y curiosa me parece una leyenda de principios del siglo XX:
"Una cerda preñada cayó a este pozo y desapareció. El dueño bajó a buscarla y la buscó recorriendo incluso pequeños túneles cegados a mitad de camino del fondo. No tuvo éxito. Unos días después le llegó la noticia que una cerda preñada sin dueño había aparecido en Melque, a unos kilómetros. El pastor afirmó que era la suya".
Ello alimenta la imaginación sobre los túneles templarios. Se me confirmó la existencia de algunos túneles por debajo de la fortaleza, todos ellos cegados que comunican unas estancias con otras.
En esta orientación este podemos encontrar también dos torres albarranas (separadas de la muralla, pero comunicadas con ésta) que, sin embargo, son muy distintas. En contra de la generalizada opinión de su origen templario no es así, fueron erigidas en el siglo XIV por Alfonso Fernández Coronel.


La muralla es impresionante: almenada, recorrida por caminos de ronda y realizada con sillarejo como el resto de la fortaleza salvo las esquinas de las torres y otros lugares necesitados de un refuerzo que será mediante sillares.
Todo este lado oriental, el menos protegido, está doblado por una falsabraga (muro bajo delante de la muralla) con varias poternas y más de cien saeteras.
Bien, pasemos ya al interior: un arco nos da paso a la liza pudiendo ver con asombro los enormes arcos que unen las torres a la muralla. Por cierto, encontramos unas ya conocidas marcas de cantería.
Estas torres, pese a ser semejantes, fueron ideadas con objetivos distintos. La torre albarrana meridional es más alta mientras que la de la derecha que, con un arco más bajo, permite la existencia de una nave abovedada que podría servir de dormitorio mientras que su parte inferior podría estar los establos para los caballos. En esta última torre podremos encontrar también cuatro ladroneras construidas posteriormente, a mediados del siglo XIV.
Por aquí hallamos encontramos un grabado que es asombrosamente parecido (o, mejor dicho, al contrario, pues el escudo de la Puebla es posterior) al escudo de la Puebla de Montalbán).
La entrada a la villa de Montalbán se realiza, en ángulo, a través de una sencilla puerta con un arco de medio punto.
El interior está completamente despoblado, aunque podemos ver restos de algunas edificaciones. Por ejemplo, la iglesia se encontraba en el centro, en una peña elevación.
Todavía hay restos de la primitiva alcazaba musulmana. Se encuentran en el lado oeste y es una parte de la muralla de esa zona. Destaca en ésta un especial esgrafiado mudéjar (del siglo XV). En el mismo podemos encontrar una estrella de ocho puntas símbolo de regeneración del Sol, proceso que se realizaba durante la noche y muy relacionado con lo subsiguiente.
Visité el enclave en un día especial, en el solsticio de verano. No fue una casualidad, quería comprobar que en estas fechas se produce un fenómeno lumínico de esos que tanto me gustan: el Sol se pone por aquel esgrafiado del que acabo de escribir, exactamente por la simbólica estrella de ocho puntas.
Este ocaso me lleva a pensar en el fin de la Orden Templaria aquí. En el momento de la persecución era comendador en la Bailía de Montalbán Fr Lupi Ferrandi (Fr. Lope Fernández). El castillo es asediado por las tropas de Fernando IV resistiendo nueve meses y, cuando cae, su último comendador es arrestado por el arzobispo de Toledo Gonzalo Díaz Palomeque en 1308 y llevado a la cárcel Brihuega (Guadalajara) junto con los comendadores de Alcanadre (La Rioja), Villalpando (Zamora) y Caravaca de la Cruz (Murcia). Este último comendador morirá en esa misma cárcel dos años más tarde dando fin a la bailía de Montalbán.
Una vez caída la Orden el castillo y sus tierras pasaron al rey Fernando IV, su hijo Alfonso XI se lo entrega a Alfonso Fernández Coronel el cual las perdió ante un nuevo rey Pedro I debido a la enemistad que existía entre ambos.
Continuamos con nuestro recorrido con la descripción del lugar. Recordemos que por el lado oeste estaba el imponente desfiladero sobre el Torcón. Sin embargo, a pesar de su inaccesibilidad, podemos ver dos poternas en ese tramo. Las dos con historia y leyenda.
En primer lugar, la historia, 1420. Por una de estas puertas salió un mensajero de Juan II de Castilla, sitiado en la fortaleza, a pedir ayuda a Juan de Aragón para romper el cerco al que era sometido por Enrique de Aragón primo y cuñado del rey y, por otra parte, era gran maestre de la Orden de Santiago. Se consiguió. Merece la pena investigar y conocer este episodio de película.
También existe una recurrente leyenda que nos cuenta que una princesa musulmana se encontraba en la alcazaba cuando fue tomada por las tropas cristianas. Los conquistadores decidieron encerrarla en una torre hasta que renunciase a su fe. Se negó firmemente. Un día, tras un largo encierro, golpeó la puerta, se la abrieron y saliendo por una de estas poternas se lanzó al abismo.
Vamos con la otra poterna. Si nos fijamos, en una de las dovelas del arco, encontramos una cruz con un círculo debajo. Es una cruz tumularia. En Toledo he visto una cuantas. Provienen del siglo XVI, cuando el Concilio de Trento indicó que todos los participantes en duelos (incluidos padrinos) serían excomulgados. Los duelistas fallecidos, al ser excomulgados, ni tenían misa por sus almas ni eran enterrados eclesiásticamente. Por ello sus familias solían grabar estas cruces en el lugar del duelo para que cualquier persona anónima que pasase por allí, pudiera rezar una oración por el alma del fallecido.
Muy cerca de aquí se encuentran las bocas de unos aljibes. ¿Cómo obtenían (además de las aguas pluviales recogidas) este importante elemento que es el agua en este árido paraje? La respuesta nos la da Óscar Luengo: del río Torcón. Existe un muro de seis por ocho metros de origen árabe situado donde el acantilado se convierte en barranco a 25 metros de altura. Ese barranco, hace más de mil años, estaba escalonado. En cada escalón habría un pequeño aljibe y un cigoñal para ir subiendo el agua. De ese muro partía una calzada que acababa en una de las poternas situadas en la parte trasera del castillo árabe subiendo el agua con odres y bestias de carga. Sólo quedaba rellenar los aljibes superiores.
También se habla de un pozo en la zona norte con una profundidad de un 9,60 metros, pero esto último no lo pude comprobar.
Continuamos circundando interiormente el castillo llegando a la Torre del Homenaje. Fue construida sobre la albarrana meridional seguramente en la segunda mitad del siglo XV, vemos el empleo de nuevas técnicas y materiales. Esta torre, como siempre era el lugar de estancia de los principales y el último refugio.
No puedo acabar sin agradecer a Oscar Luengo y su equipo sus conocimientos, alguna de las fotos que habéis visto y una tarde llena de historia en un lugar increíble.
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