MAUSOLEO DE LOS AMANTES E IGLESIA DE SAN PEDRO (Teruel).


 MAUSOLEO DE LOS AMANTES E IGLESIA DE SAN PEDRO  (Teruel).


Hace unos días visitamos en este blog las torres mudéjares de la ciudad de Teruel (https://www.viajarverencontrar.com/2024/02/torres-mudejares-de-la-ciudad-de-teruel.html). Sin embargo, Teruel es conocida fundamentalmente por la leyenda de sus Amantes. Hoy hablaré sobre ellos y visitaré su mausoleo y la iglesia que lo cobija.


Pero, en primer lugar, vayamos con su leyenda:

"A principios del siglo XIII vivían en Teruel los jóvenes Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Se enamoran. Diego fue a pedirle la mano de Isabel a su padre, pero había un problema: Isabel era hija única con lo que heredaría todo el patrimonio familiar y Diego era el segundo de tres hermanos con lo que su patrimonio era considerablemente menor. No se le concede la anhelase mano a no ser que hiciese fortuna marchándose a la guerra. Se establece un plazo de cinco años para ello, si regresa con fortuna se casará con Isabel. Diego promete volver e Isabel esperarle. 

Transcurre el  tiempo y, cuando está a punto de vencer el plazo, llega a Teruel la noticia de que Diego a muerto en batalla. A Isabel no le queda otra opción de obedecer a su padre y casarse con otro noble. El mismo día de la boda vuelve Diego con fortuna adquirida, pero Isabel es ya mujer casada.

Diego se reúne con Isabel y le pide explicación. Ella le cuenta lo ocurrido. Diego lo entiende y le pide un beso de despedida. Isabel se lo niega pues ya está casada. Diego insiste,  Isabel lo vuelve a rechazar. Lo vuelve a pedir  por tercera vez y ante la negativa de Isabel Diego cae muerto a sus pies.

A la mañana siguiente se celebra el funeral en la iglesia en la que nos encontramos. Una mujer joven acude cubierta con un velo negro. Es Isabel. Se acerca al cuerpo y le da aquel beso negado en vida. Al momento cae también muerta. Los asistentes al hecho piensan que ambos han muerto por amor y ya que han podido están juntos en vida se decide enterrarlos juntos. Se hará en la capilla de los Marcilla".

En 1555 durante unas obras realizadas en la actual capilla de S. Cosme y S. Damián descubren dos cuerpos en dos ataúdes de madera superpuestos, ¿los amantes? De 1619 existe un acta notarial de la exhumación y de un documento con "letra muy antigua" A partir de este momento los Amantes empiezan a exhibirse, primero en la capilla y a partir de 1708 en un sepulcro vertical, un armario, en el claustro mudéjar. Más tarde, se construirá un templete de madera donde mostrarlos.

En su momento se realizó a los restos la prueba de Carbono 14 y otras pruebas que indicaron  que los restos correspondían a dos personas (un hombre y una mujer) de entre 18 y 25 años que vivieron a comienzos del siglo XIII y murieron de muerte natural.




A comienzos del s. XX se traslada su ubicación a la capilla del Sagrado Corazón que es una ampliación del siglo XVIII del templo (el actual museo de los Amantes se construyó a su alrededor). siendo expuestos en dos sepulcros de madera tallada con una tapa de cristal.                   

Con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de los Amantes se encarga a Juan de Ávalos un nuevo sepulcro de alabastro. La escultura está llena de simbolismos. Por ejemplo, en el sepulcro de Diego vemos su efigie cubierta con un sudario parcialmente descubierto (pues Isabel lo ha hecho para poder darle el beso) y su mano se encuentra sobre el pecho simbolizando la valentía. Isabel, en cambio, no está cubierta con el sudario acaba de morir. La vemos descalza y con su mano en el vientre símbolo de pureza. Las manos centrales tienden a tocarse, pero no lo hacen en ningún punto simbolizando el amor imposible. 




Sostienen el sepulcro de Diego dos leones en bronce que simbolizan la fuerza y la valentía y el de Isabel unos ángeles que simbolizan la fidelidad y la pureza. A sus pies los escudos de las familias, los Marcilla y los Segura.




Destaca la cúpula con linterna sobre pechinas. Está decorada con esgrafiados de tipo vegetal en color blanco sobre fondo negro. 




Vayamos ahora a ver la iglesia. El origen del lugar se remonta a la fundación de la ciudad cuando Alfonso II tuvo la iniciativa de construir un templo. De esta primera iglesia, románica, no queda nada. En el siglo XIV se realizó una gran reforma de fábrica mudéjar. Hubo reformas en los siglos XVIII y XIX siendo esta última la que le da el aspecto que hoy vemos.

Se trata de una iglesia de planta rectangular de una sola nave de tres tramos, con ábside poligonal y capillas laterales cubiertas con bóvedas de crucería.

La pintura que vemos y nos asombra fue realizada a finales del siglo XIX y principios del XX por un artista de la zona. Intento recrear el aspecto del templo mozárabe: pone colores que le pueden trasladar a la época medieval (rojo, azul, dorado), iconografía cristiana, escudos y cubiertas estrelladas.




La cabecera está cubierta también con bóveda de crucería sencilla con ocho nervios. Los tramos de las naves se cubren de igual forma.

Las vidrieras que podemos ver corresponden a aquella reforma de finales del siglo XIX y principios del XX. Fueron realizadas a la manera tradicional, ensamblando piezas de cristal de colores mediante cordones de plomo. En el ábside están representados los doce apóstoles por parejas y en el resto del templo la decoración es geométrica o vegetal.

El retablo mayor es del siglo XVI. Está realizado con madera de pino rodeno y no está policromado. Está dedicado a San Pedro como corresponde a la advocación del templo.
  



La calidad del la talla es excelente. En el centro vemos a san Pedro en el trono papal y a su alrededor escenas de la vida del apóstol como su martirio con la cruz invertida y algunos pasajes bíblicos.




Recorremos la nave para ver alguna de sus capillas laterales. Me centraré en la de san Damián y san Cosme que es la correspondía en el siglo XIII a la de la familia Marcilla. El autor de este altar es el mismo que realizó el altar mayor. Fue encargado por las cofradías de médicos, farmacéuticos y cirujanos de Teruel siendo en este caso policromado. En la imagen central vemos a los patrones de los médicos vestidos al gusto del siglo XVI. Potan instrumental médico: un libro para el estudio, una bandeja y un matraz.




El claustro fue construido a finales del siglo XIV en estilo mudéjar. Ha sido muy reformado conservando solamente sus dimensiones y estructura. El pozo que había en su centro ha desaparecido. Salimos al claustro por la actual capilla de la Inmaculada.

En una esquina podemos ver aquel templete que se construyó para exponer los Amantes de forma vertical.




Otros interesantes elementos son las ménsulas que nos trasladan al origen, al siglo XIV. Vemos representaciones vegetales, grotescas, religiosas...





Volvemos al templo, a sus pies. Destaca la reja que cierra el coro realizado en el siglo XVI realizada por un maestro turolense y que es autor también de forja de la entrada de la catedral de ahí su similitud. Sobre ella estaba el hueco del órgano y encima el rosetón que da luminosidad a la nave.




Desde este lugar podemos subir a la torre. Llegamos al nivel donde se encontraría el órgano. Desde aquí tenemos una perspectiva distinta del templo. También, escondidas, encontramos posiblemente las pinturas más antiguas del mismo, del XIV.




La torre es la primera torre mudéjar que se construye en Teruel, siglo XIII. También es la más baja, unos veinte y cinco metros. Está dividida en tres cuerpos superpuestos. Su estructura es muy básica: paredes de ladrillo y yeso y escalera interna de madera para llegar hasta las campanas (con setenta y cuatro escalones). 




El cuerpo superior se abre mediante dos pares de vanos geminados de medio punto que apoyan sobre columnilla central. Desde ahí podemos ver la parte superior de las otras torres mudéjares de la ciudad.




Bajamos a media altura de la torre y salimos llegando al ándito. El ándito es un corredor que rodea todo el perímetro de la iglesia a la altura de las vidrieras a modo de paso de ronda. Y es que san Pedro es una fortaleza iglesia. 




Como decía el corredor se encuentra a la altura de las vidrieras. Ello nos permite ver la estructura de la parte posterior de las vidrieras. Un detalle, en la vidriera que se encuentra tapada en el interior por el retablo aquí podemos verla en todo su esplendor.




Volvemos al nivel de suelo. Me gustaría mostrar la parte exterior del ábside. Desde aquí podemos ver perfectamente los elementos constructivos: ladrillo, yeso y cerámica de color. 

En el centro de cada paño se abre un vano de arco apuntado con doble arquillo. A su altura vemos sendos rectángulos formados por estrellas de ocho puntas de color blanco y cruces de color verde. Por debajo se adorna mediante  arcos mixtilíneos que se prolongan y entrecruzan.

En la parte superior, sobre la cubierta, se alzan siete torreoncillos de planta octogonal.




En primer lugar, quiero mostraros la torre desde su pie. Podemos ver que sigue el modelo de una torre puerta, en la parte inferior hay un paso abovedado de cañón apuntado que permite el paso por debajo. Su decoración exterior, sobria y elegante, presenta la típica ornamentación mudéjar basada en cerámica vidriada ( de color verde. naranjas...) y ladrillo.




Por último, quiero mostraros sus portadas, sus dos portadas. La puerta original, del siglo XIV,  se encontraba tras la capilla actual de santa Bárbara. En el siglo XVIII cambian la puerta a  los pies de la iglesia porque creen que es el lugar más apropiado y quieren realizar una portada mucho mayor. Tenemos la suerte de ver una junto a otra en el exterior del templo. 




De las dos portadas creo que la más interesante es la antigua. Formada por un arco apuntado en la parte superior vemos un motivo lobulado en el interior de un círculo que a su vez se inscribe en el centro de un triángulo.

En el intradós del arco hay ocho pequeñas hornacinas. En el interior de ellas sendos personajes (solo se conservan cinco) con una filacteria. Lamentablemente el gran deterioro no permite identificarlos.




Acabo por hoy, pero volveremos a Teruel. Teruel existe.



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