SINAGOGA DE SANTA MARÍA LA BLANCA (Toledo).

 SINAGOGA DE SANTA MARÍA LA BLANCA (Toledo).

ANTA Nos encontramos en Toledo, recorriendo las calles de su antigua judería, hallamos un recinto con una anodina entrada: la sinagoga de santa María la Blanca. Sin embargo, no debemos dudar, su interior os sorprenderá sin ninguna duda.

El edificio tiene sus orígenes a finales del siglo XII. Posee la planta de un cuadrilátero irregular y cinco naves siendo la central más alta que las laterales.

Atravesar el pequeño jardín y cruzar el umbral nos ofrecerá un amplio espacio con treinta y dos pilares octogonales que sostienen decenas de arcos de herradura. Arcos y pilares están pintados de blanco que dan lugar a una gran luminosidad.

El edificio funcionó como sinagoga durante algo más de dos siglos estando desde un primer momento aparece nombrada por los rabinos y eruditos como una de las diez sinagogas toledanas.

Por encima de los arcos de herradura hay un segundo cuerpo de arcos polilobulados.

Cuando entremos en un templo mi recomendación es acceder con la mirada baja, dirigida al suelo. Normalmente es allí donde encontraremos alguna clave del edificio.

Más tarde elevé la vista para descubrir las cubiertas con artesonado de madera.

El primigenio edificio sufrió un devastador incendio en el año 1250. Alfonso X, en 1260, autorizó una restauración para hacer "la mayor y más hermosa sinagoga de España". A finales del siglo XIV se produjo una gran corriente antisemita en los reinos cristianos peninsulares que acabará con la entrega del templo a la Orden de Calatrava convirtiéndolo en una iglesia advocada a la Virgen Blanca.

La decoración es magnífica. Los pilares acaban en bellos capiteles de estuco con cintas, volutas o piñas. Todos ellos son diferentes. Sobre las arquerías encontramos rodeos realizados con palmetas y en las enjutas discos con composiciones geométricas.  Perfecta unión entre geometría y vegetación.

A mediados del siglo XVI se transformó la cabecera creando tres espectaculares cúpulas en forma de venera. Tiene un claro simbolismo: alude al bautismo y a la protección. Convierte el ábside en un rincón de luz y recogimiento.

 Actualmente el templo se encuentra desacralizado y actualmente se ha convertido en un espacio museístico o didáctico.

Tras nuestra visita volvemos al exterior, a seguir recorriendo las calles de la judería toledana, podremos encontrar inscritas en el pavimento como el símbolo de la red de juderías de España o la Menorá (el candelabro judío de siete brazos).