QORICANCHA (Cusco. Perú).
QORICANCHA (Cusco. Perú).
Continuamos en Cuzco, Cusco, capital del imperio inca y para aquella civilización el ombligo del mundo. En esta ocasión visitaremos los restos el templo dedicado a su principal dios, Inti (Sol).
Fue construido estratégicamente entre los ríos Saphy y Tullumayu y más tarde reformado y mejorado durante el reinado de Pachacútec. Sus muros de piedra estaban cubiertos de oro y plata. Ello le valió el nombre de Templo Dorado. Os dejo a continuación una posible recreación de cómo sería en este periodo inca.
Durante la época colonial los dominicos construyeron encima el Convento de Sto. Domingo en estilo barroco cusqueño. Sufrió dos grandes terremotos en su historia: en 1650 y en 1950 (resistiendo mejor la edificación inca). Tras este último movimiento se decidió reconstruir conservando ambas estructuras (la inca y la colonial) dando lugar a la extraña mezcla arquitectónica que hoy vemos.
A continuación os muestro un dibujo del conjunto mostrándoos la planta del cenobio y los muros y estructuras incas.
Recomiendo fijarnos en las arcadas, techumbres y rasgos barrocos coloniales.
En el centro del claustro podemos observar lo que parece una fuente ceremonial inca tallada en un solo bloque. Sabemos que el conjunto contaba con un total de cinco que tendrían una gran ingeniería hidráulica y simbolismo religioso. Estaban decoradas con metales preciosos.
Ha llegado el momento de recorrer los restos incas y admirar su extraordinaria arquitectura que nos llevará al asombro. Podemos observar la ligera inclinación de los muros hacia el interior o sus vanos, ventanas y puertas, con forma trapezoidal. Todo ello en busca de la solidez y adaptabilidad de la arquitectura incaica a la actividad sísmica del territorio.
Sin embargo, lo que más me sorprendió fueron esas pequeñas piedras colocadas en el muro. Están encajadas con precisión milimétrica. Su función era clara: amortiguar las vibraciones de los seísmos disipando la energía permitiendo que los grandes bloques se movieran y volvieran a su lugar sin colapsar.
En el ángulo noreste del claustro se ha conservado un gran fragmento del muro perimetral de Qoricancha con dos pequeños recintos. El primer recinto que veremos es el Aposento del Arcoiris con sus nichos trapezoidales. Suponía la conexión entre la tierra y el cielo. Los nichos servirían para guardar ofrendas u objetos rituales. Los desaparecidos tejados eran estructuras de madera y de paja.
A continuación, el Templo de los Sacrificios. Destaca por su mesa lítica central. Un espacio clave para ofrendas y rituales a los dioses.
Muy cerca de estos recintos se encuentra diversos bloques de piedra de edificios desmantelados en distintas épocas, desde tiempos incas hasta más allá de la conquista hispana encontrados en el, convento o cercanos a él. Las piedras corresponden a muros, canales y otros elementos arquitectónicos. En las piezas líticas incas podemos observar la gran maestría de los hombres del Tawantinsuyo que permitía unir las piedras sin argamasa alguna a la vista.
También podemos ver las consecuencias en el muro del último gran terremoto.
Al otro lado del claustro, encontramos otros espacios muy interesantes. Si tenemos tiempo podremos visitar su museo y pinacoteca. No fue mi caso lamentablemente.
El templo más cercano al de Inti era el de la Luna (Quilla), su esposa. Todo el templo estaba cubierto por planchas de plata y con el mismo metal estaba representada Quilla y cerca de ella estaban las momias de las coyas, las esposas soberanas del imperio.
Separando este templo con su aledaño Templo de las Estrellas encontramos un interesante callejón con una puerta de doble jamba.
El templo de las estrellas está dedicada a las siete cabrillas (Las Pléyades), Venus (Chasca). En este lugar parece ser que se colocaba el Inca para ser divinizado o para realizar celebraciones o sacrificios en el cercano patio. Hasta el terremoto de 1950 era este espacio el utilizado por los monjes del convento como sala capitular.
También en este lugar se encuentra un nicho ceremonial que se usaba para guardar una imagen venerada o algún objeto religioso importante. Los orificios que se ven pueden ser para sostener una fina cortina o colocar determinados adornos. Una curiosidad, en este lugar se produce un fenómeno lumínico-astronómico, de los que tanto me gustan: en el solsticio de invierno, 21 de junio, se proyecta el sol de esta manera:
Si nos fijamos un poco podemos ver las piedras de andesita, unas perfectamente pulidas y otras en su proceso. En las paredes también encontramos interesantes resaltes.
En época virreinal muchos de los recintos incas interiormente estaban estucados y pintados. Podemos ver un pequeño detalle de esta decoración.
A continuación os muestro un interesante dibujo que nos resume los cultos de Qoricancha en época inca. Proviene de una crónica de principios del siglo XVII por lo que la información proviene de la tradición oral. Podemos ver desde el tiempo de maduración de las cosechas o la representación del dios de la tormenta y el relámpago, Chuque Ylla.
Muy interesantes son dos cuadros del pintor contemporáneo Miguel Araoz. En el primero de ellos nos representa a la Vía Láctea (río celestial - mayu) para los incas. Vemos manchas oscuras sobre el fondo claro de la Vía Láctea...
...que los incas identifican con siluetas de animales que van a beber a ese río celestial. Por cierto, un apunte, el ojo de la llama es la Estrella del Sur.
El otro cuadro es representa el sistema de los seques, líneas imaginarias que irradiaban de Qoricancha y unían las 328 huacas: montañas, ríos, fuentes, cuevas, rocas, santuarios y otros lugares sagrados de Cusco y alrededores.
Acabamos nuestro recorrido en el llamado por los españoles el Jardín Solar. Este lugar, con andenes, era un gran depósito de ofrendas a Inti (Sol) realizadas por las naciones sometidas. Estas ofrendas estaban realizadas en oro y plata y consistían en representaciones de flora y fauna en tamaño natural.
















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