MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE LA OLIVA (Carcastillo. Navarra).


MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE LA OLIVA (Carcastillo. Navarra).



Está considerado como el monasterio cisterciense más antiguo de España. Fue fundado por el rey de Pamplona García Ramírez a mitad del siglo XII. A lo largo de todos estos siglos ha pasado por numerosas vicisitudes llegando a desaparecer con la Desamortización del s. XIX, aunque desde 1927 tiene comunidad monástica de monjes trapenses. Es un monasterio, como me gusta decir, vivo. 




Entramos al monasterio por una puerta-túnel situada al oeste. El arco de entrada es apuntado y se convertirá en carpanel en el interior. Tiene dos vanos de distinto tamaño, uno para las personas y otro para las caballerías y los carruajes. Existe una pequeña hornacina con la figura de una imagen y una leyenda: "DOMUS DEI ET PORTA COELI" (Casa de Dios y Puerta del Cielo). 




Cruzar el umbral nos lleva a un patio irregular con la iglesia abacial enfrente. A cada lado de la fachada existe un rosetón que da luminosidad a la correspondiente nave lateral y en todo lo alto, coronando el centro, una torre renacentista.




A nuestra derecha tenemos un edificio de  dos plantas que es la hospedería. Por cierto, la hospedería funciona perfectamente, podemos dormir en el monasterio un máximo de una semana.




Me dirijo directamente a la portada de la iglesia abacial. Está formada por doce arquivoltas apuntadas apoyadas en otras doce parejas de columnas con capiteles decorados vegetalmente formando un friso corrido.





En las mocheta, dos figuras: a la derecha derecha un obispo con la Cruz de la Orden de Alcántara (en esta orden seguían la regla del Cister) y al otro lado un abad con los atributos del  cargo.




Un pilar central cuadrado sostiene un tímpano. El capitel de esta columna está decorado con una maraña vegetal de la que asoman pequeñas cabezas, quizá monjes.

El tímpano nombrado es liso salvo por un interesante crismón. Además del clásico Agnus Dei y las  habituales letras, encontramos un gallo en el cuadrante superior derecho (símbolo de la resurrección de los muertos) y en la parte inferior un dragón y un grifo alado (según el Apocalipsis, el triunfo de Cristo).

En el exterior, arriba el Sol y la Luna, pero lo que me llamó la atención es la parte inferior. A la izquierda, la Virgen y el Niño (bajo un arco trilobulado) y un minimizado san José. Y a la derecha un pantocrátor rodeado por el tetramorfos.




Por encima del gran arco apuntado y por debajo de un óculo hay un interesante alero decorado con veintitantos canecillos. La temática de éstos es muy variada: músicos, luchas entre hombres y fieras, la rueda de la fortuna, erotismo, vicios, un Cristo, una Anunciación. dos ángeles sosteniendo una cruz...




A continuación os propongo un plano del monasterio con sus principales elementos.




Bordeando la iglesia me dirijo a la parte norte del monasterio. Para ello atravesaremos un moderno jardín. Llegamos a una portada renacentista con el escudo del monasterio y, al rebasarla y a la izquierda se encuentra la antigua bodega del monasterio que hoy es un salón de actos.





Si seguimos por este pasillo llegaremos al claustro, pero prefiero volver sobre mis pasos para dirigirme a las construcciones (lo poco que queda) del siglo XII situadas en el lado norte.

Primeramente encontramos la cocina. Se divide en dos tramos rectangulares cubiertos con dos bóvedas de arcos cruzados. Existen un par de vanos para evacuar los humos.




Aledaño a la cocina se encontraba el refectorio del que aún queda algún resto. Tristemente fue volado a principios del siglo XX para usar la piedra como material de construcción. Todavía menos queda, apenas nada, del calefactorium. 




Lo que sí podemos observar perfectamente el drenaje de piedra hidráulico medieval. 





Ahora sí, vayamos al claustro del siglo XIV- XV. Es de planta cuadrada y está formado por cuatro pandas de seis tramos más esquinas cubiertos con bóvedas de crucería. Sustituyó a otro románico del siglo XII del cual se aprovecharon los muros perimetrales. 




Como siempre, el claustro vertebra la vida del monasterio. Se comenzó a construir por la arcada sur. En torno a él se ubican la iglesia, la cocina, el refectorio, la sala capitular, las escaleras de acceso y, por supuesto el ala de los legos (última en construirse) con la bodega y los almacenes y cilla. No podía acceder al claustro, vivían en la parte occidental del claustro y solo podían acceder a la iglesia por un pasillo existente en su refectorio-dormitorio. 




Las pandas se cubren con bóvedas de crucería con claves decoradas con figuras o escudos de abades. Se sustentan en ménsulas adosadas a los muros, muchas de ellas decoradas con representaciones algunas muy conocidas como Sansón desquijarando al león y otras diferentes como un jabalí destripado, con un hombre dormido encima o un ángel-monje.





Las tracerías van ganando complejidad y variedad según va avanzando la época de construcción.




La sala capitular se abre en la galería de levante. Es una joya románica del siglo XII que destaca por su sencillez. Su fachada se compone de cuatro arcos de medio punto y un arco de entrada también de medio punto. De la clave de la entrada asoma un ménsula saliente que personaliza el Arcángel de la Paz.




Interiormente es de planta cuadrada con cuatro columnas centrales y otras ocho adosadas a sus muros. 





Las bóvedas son de crucería y descansan en capiteles de sencilla decoración. En las basas de algunas de las columnas vemos unas sencillas cabezas.




Frente al sitial del abad  se encuentran tres laudas sepulcrales.





Retornamos al claustro. En esta misma panda hay tres puertas hoy tapiadas. Conducirían respectivamente al primitivo dormitorio situado encima de la sala capitular (fotografía), al locutorio donde se repartían las tareas diarias y un pasillo al exterior que llevaría al huerto o a la enfermería. También podemos ver unos huecos en el muro que mantendrían los libros usados habitualmente por los monjes. Es el armarium.




Sólo nos queda por ver la iglesia, su interior pues la fachada ya la vimos. El templo es de planta de cruz latina, de tres naves (la central más alta y ancha) y seis tramos. La capilla cuenta con cinco capillas en batería que están unidas a un crucero de cinco tramos. En un extremo del crucero unas escaleras nos llevarían y llevan a la clausura.




Las capillas de la cabecera tienen todas ellas la misma estructura, planta cuadrada y bóveda de crucería. Se iluminan con un doble vano separado por un parteluz. Todas las figuras son de fábrica moderna. Podemos ver, de izquierda a derecha:
  • San Benito que lleva en las manos la regla benedictina con el texto "Regula pro monachi Benedicti Abbatis".
  • San Joaquín, santa Ana y la Virgen Niña.
  • San Bernardo, alma mater de los cistercienses.
  • San Roberto y san Esteban. El primero lleva en la mano la maqueta de la iglesia y el segundo la Charta Charitatis. Son considerados los fundadores de la Orden del Cister.

 


El ábside central, de dos tramos, está cubierto por una bóveda de cañón apuntada el primero y por una bóveda de cañón después. Está iluminada por cinco vanos abocinados con derrame interior. Lo preside una talla moderna de la Virgen de la Oliva pues la imagen románica está desaparecida (existe una talla gótica de la Virgen en Ejea de los caballeros).

   


El coro está situado en el centro de la nave central. Es también una obra moderna. El órgano se encuentra a nivel del suelo.




Los arcos son todos apuntados a excepción de dos de medio punto situados en el primer tramo del crucero. Las bóvedas son de crucería y descansan en seis pares de gruesos pilares con columnas adosadas.




Podemos asistir a los oficios con los monjes, para ello están dispuestos los libretos de los oficios correspondientes.




En las bóvedas podemos ver el Agnus Dei, la cabeza de Cristo, la Cruz de Calatrava o el Águila de Navarra (emblema personal del rey de Navarra, Sancho VII el Fuerte) que se encuentra en el primer tramo.




Y es en este primer tramo donde se encuentra un interesante elemento. Se trata de un sepulcro de piedra que la tradición asigna a Sancho VII el Fuerte que se cree fue benefactor del monasterio (de ahí su símbolo en una de sus claves). Como curiosidad, esta pieza fue objeto de disputa entre el Monasterio y Roncesvalles que precisó la intervención papal.




Abandonamos el enclave de hoy. Lo hacemos por el mismo túnel/puerta por el que accedimos, en esta ocasión (como dije) con un arco carpanel.









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