CASTILLO DE LA ATALAYA (Villena. Alicante).
CASTILLO DE LA ATALAYA (Villena. Alicante).
Una primitiva fortaleza fue construida por los almohades al final del siglo XII. De esta época nos queda la muralla interior y los dos pisos inferiores de la torre del homenaje (con unas interesantes bóvedas que luego veremos).
Jaime I conquistó el castillo (necesitó tres asedios) en 1240 con caballeros de la Orden de Calatrava (fueron los primeros tenentes del castillo) y almogávares. Tras el Tratado de Almizra donde se fijan las fronteras entre los reinos de Aragón (Jaime I) y Castilla (el infante Alfonso, futuro Alfonso X y yerno del Conquistador) el castillo y señorío pasará al infante Manuel de Castilla.
El enclave será también importante escenario durante la Guerra de Sucesión y la Guerra de Independencia.
Accedemos al castillo por una puerta situada al noroeste. En mi recorrido alrededor de la construcción podré ver otras dos poternas, hoy cerradas.
Como acostumbro, os muestro un plano a modo de orientación con los principales elementos que vamos a descubrir.
Tras cruzar el umbral nos dirigimos a la izquierda recorriendo parte del terreno de la liza. Observamos el estrecho pasillo entre las dos murallas, la exterior naturalmente de menor altura y el camino de ronda de ésta.
Circundando la muralla interna acabamos en un gran espacio rectangular al pie de la Torre del Homenaje. Es la barbacana cuya función era proteger la entrada a la torre del homenaje y a otro importante elemento del que solamente quedan algunos restos, se trataba de la desaparecida ermita de la Virgen de las Nieves.
El templo tendría alrededor de cien metros cuadrados, su construcción nos llevaría a los primeros años de la conquista cristiana y ya está documentada su existencia en la primera mitad del siglo XIV. La entrada contaría con un arco de medio punto que todavía podemos ver.
Antes de atravesar la muralla interior recorrí el paso de ronda, el adarve.
Accedemos al patio de armas por una puerta enmarcada con un moderno hormigón.
Apoyados en la parte interior de la muralla existían dos edificios. El de enfrente correspondería a una construcción de mediados del siglo XIV destinada a "sala de recepciones". El otro, a la izquierda, de los siglos XVI al XVIII, estaba destinado a los servicios del castillo: caballerizas, armería, cocina, almacenes... Tenía dos pisos y podemos ver unas cuantas hornacinas para estantes. Sabemos de la existencia de un horno en una esquina del patio. También podemos ver abundantes bolaños lanzados por las bombardas y trabucos de los Reyes Católicos que atacaron la fortaleza durante meses para arrebatársela a los Pacheco, marqueses de Villena.
Cerca de la puerta de entrada a la Torre del Homenaje se encuentra el aljibe de gran capacidad cubierto con una bóveda de cañón.
Sólo me queda por ver el elemento más característico, la Torre del Homenaje. Su altura es de alrededor de treinta metros y cuenta con cuatro cuerpos y dos técnicas constructivas. Las dos plantas inferiores fueron construidas en época almohade (siglo XII) mediante una técnica llamada tapial. Está técnica consiste en rellenar con tierra apisonada mezclada con desechos, cal y agua un encofrado de madera. Cuando estaba lo suficientemente seco se retiraban los tablones y se volvían a montar al lado o arriba. El bloque resultante se decoraba con líneas de cal para simular grandes sillares.
A mediados del siglo XV se construyeron dos plantas más. La ampliación fue ordenada por Juan Pacheco, podemos ver su escudo en la parte central del cuerpo superior. La técnica en este caso fue la mampostería consistente en ajustar piedras desiguales unidas mediante argamasa. A veces se resaltaban estas juntas dando lugar al esgrafiado llegando incluso a incrustar como adorno escorias de hierro.
Muy interesantes son las cubiertas de estas dos primeras plantas consistentes en dos antiguas bóvedas nervadas de origen almohade. En la primera son ocho los arcos que la sustentan formando en el centro una estrella de ocho puntas y en la segunda los arcos son once (una es de planta cuadrada y la otra rectangular).
Estas cúpulas sufrieron daños durante la Guerra de Independencia pues la fortaleza fue punto estratégico por lo cual el general Suchet mandó volar las cubiertas de la torre.
La torre fue prisión real del siglo XVI al XIX. Numerosos grafitis dan testimonio de ello. La mayoría se atribuyen a presos encarcelados durante las contiendas de esos siglos, Hay abundantes de los partidarios de los Austrias en la Guerra de Sucesión y de los contrarios a la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia.
Algunos de los grafitis son muy elaborados, podemos ver elaborados edificios como los que os muestro, barcos o castillos.
A destacar grabada una posible Mano de Fátima, indiscutible símbolo musulmán, aunque también de otras religiones.
También encontramos numerosos símbolos religiosos (además de muchísimas cruces) como un jarrón con azucenas (símbolo de la Virgen María y emblema de numerosos cabildos y monasterios). Me llamó la atención el que os muestro a continuación de un monje de hace más de tres siglos.
Sigo subiendo. Accedo a las distintas plantas por unas cómodas escaleras. Entre pisos existen grandes vanos que proporcionan la necesaria luminosidad. Por ellos podemos adivinar el espesor de los muros, de más de tres metros.
Continuo. Como ya escribí los dos pisos superiores fueron construidos a mitad del siglo XV en mampostería. Aquí comienza la parte privada, la noble, del castillo con su propia puerta de entrada. La restaurada cubierta es de madera y cuenta con una ventana de arco rebajado que le proporciona luz natural.
La última planta también cuenta con su propia puerta y está cubierta con una bóveda de cañón apuntada de ladrillo (posiblemente original). Esta sala está dedicada (por medio de paneles informativos) al Príncipe de Villena, Don Juan Manuel, que fue escritor y autor del Conde Lucanor. Este autor es posiblemente el primer caso de un escritor consciente de su propia obra y que quiso dejar para la posterioridad una copia de toda su obra supervisada por él mismo. Esta labor era realizada por dominicos en el scriptorium del que tenemos una recreación en el vano del espacio.
También hay una referencia a Don Enrique de Villena, erudito noble que adquirió fama de brujo por sus estudios de filosofía, alquimia y astrología de tal forma que muchas de sus obras fueron quemadas a su muerte. Del mismo modo se nos habla de la mujer en la Edad Media en un guiño a la segunda esposa de Don Manuel, la Infanta Doña Constanza de Aragón, que residió en el castillo y obligó a realizar las primeras reformas.
Por medio de una un poco más empinada escalera (cubierta con bovedillas apuntadas) llegamos a la parte superior de la torre. La coronan ocho torres voladizas.
Desde este privilegiado lugar tenemos una gran visión del Patio de Armas y del terreno circundante llegando a ver territorios pertenecientes a cuatro provincias: Albacete, Murcia, Valencia y Alicante.
Acabando, por encima de la fortaleza se encuentran las ruinas de otra construcción, el Castillo de Salvatierra. Con origen islámico, fue construido en el siglo X y perduró hasta el siglo XIV cuando fue abandonado en beneficio del castillo de la Atalaya. A continuación os muestro una posible recreación obtenida de un buen artículo de la página www.villenacuentame.com.
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