CATEDRAL DEL SALVADOR (Zamora).

 

CATEDRAL DEL SALVADOR (Zamora).

Ubicada en el punto más alto de la ciudad este sobrio románico fue construida (hay documentación al respecto) en tan solo 23 años siendo la catedral más antigua y pequeña de su comunidad autónoma.

Accedemos al lugar a través del atrio, por una puerta situada a la derecha de éste. Aquí encontramos la portada norte con columnas corintias y un frontón triangular encima.

Al otro lado del crucero (el sur) está la llamada Puerta del Obispo por encontrarse enfrente del palacio episcopal. De finales del s. XII presenta numerosos elementos románicos. 

Me gustaron especialmente dos relieves situados a los lados de la puerta. A la izquierda, san Pablo y san Juan Evangelista conversando.

El relieve del otro lado está dedicado a una Virgen María entronizada con niño rodeada de un arco con decoración vegetal cuyas hojas se van transformando en piñas. Está flanqueada por dos ángeles con incensarios. Por debajo asoma una cabeza muy erosionada por el paso de los siglos. Esta cabeza lleva asociada una leyenda:

"Un ladrón que entró en el interior del templo para robar el dinero que el emperador Alfonso VII había enviado para la edificación del templo. Se cuenta que al intentar escapar con el botín por la ventana, esta se estrechó hasta el punto que quedó atrapado, impidiendo su huida".

La catedral tiene una planta de cruz latina con tres naves (la central un poco más ancha) que acababan en tres ábsides que fueron reemplazados en el siglo XV. Las naves tienen cuatro tramos ocupando (en la nave central) dos de ellos el coro. En cuanto a las cubiertas las de la nave central son cuatripartitas y las laterales de arista. El crucero con bóveda de cañón teniendo en el centro la linterna del cimborrio.

Como siempre el edificio original ha sido modificado y ampliado a lo largo de los siglos.

Exteriormente, salvando las portadas, destacan dos elementos: el cimborrio y la torre campanario.

El cimborrio es un elemento único con influencias bizantinas, románicas francesas e islámicas. Apoyado en las pechinas, se alza señorial sobre el edificio atravesado por dieciséis vanos que dan una gran luminosidad. Por él a esta catedral se la conoce también como La Perla del Duero. Está cubierto por losas de piedra que dan el aspecto de escamas de pez.

La torre se encuentra en el ángulo noroccidental. Tiene carácter defensivo y vanos (con arcos de medio punto) en tres niveles. Su altura de alrededor de cuarenta metros proporcionaría un excelente lugar de vigilancia. Además, servía de refugio para obispo y cabildo e incluso su parte inferior fue prisión hasta el siglo XVII.

Al acceder al interior el recorrido marcado nos lleva a un pequeño museo en el que podremos ver de cerca algunos objetos curiosos como esta ruleta para las votaciones del cabildo catedralicio que os muestro.

A continuación, pasamos por unas salas donde admirar una serie de tapices.

Accedo al templo, recorro una nave lateral y me dirijo directamente a la cabecera (ya volveré más tarde sobre mis pasos... ver y encontrar).  

El retablo Mayor está realizado en mármol de Carrara y el tema es la Transfiguración de Cristo. En la parte superior encontramos, entre nubes y ángeles, a Dios Padre. A los lados, san Ildefonso y san Atilano, muy relacionados con la ciudad.

Elevo la mirada para ver interiormente el cimborrio. La cúpula no es muy grande, pero impresionante. Vemos las dieciséis ventanas y los correspondientes dieciséis nervios.

Tanto cabecera como coro están cerrado por unas finas rejas de finales del siglo XV. 

Fue realizado en madera de nogal y consta de ochenta y cinco sillares en dos niveles con un pináculo encima del sitial principal. Una curiosidad, cada silla costó 9.000 maravedíes (principios del siglo XVI).

La iconografía representa escenas y personajes del Nuevo y Antiguo testamento con especial atención a los Profetas y a las misericordias.

Me dispongo a recorrer las naves laterales desde la cabecera. En la nave de la Epístola, sobre el interior de la puerta del Obispo que vimos antes, hay una tribuna. Conviene fijarse también en las esplendidas puertas talladas, a modo de ejemplo os muestro la que nos conduce al claustro.

En este lado, y en toda la iglesia, los sepulcros (casi todos con leyendas) son abundantes como esta figura de caballero rezando o el perteneciente al enterramiento del canónigo abad García.

Al fondo de la nave del Evangelio se encuentra la capilla de santa Inés que conserva la reliquia denominada La Cruz de la Carne que tiene su historia:

"La reliquia fue ofrecida por un ángel a un monje benedictino llamado Ruperto cuando suplicaba el cese de la Peste Negra, asegurándole que mientras fuese venerada en Zamora, la ciudad se vería libre de cualquier tipo de peste."

Destaca la talla del Sepulcro de Cristo o la Urna perteneciente a la Cofradía del Santo Entierro. 

Y, justo al lado, la capilla de S. Ildefonso o del cardenal. Maravillosa (lástima que no podamos apreciarla bien debido a su reja).

El trascoro es de factura tardogótica. Está formado por tres arcos carpaneles inscritos en otros tres arcos trilobulados. A los lados hay sendas puertas labradas que franquean una tabla con un entronizado Cristo.

Por cierto, en mi visita se encontraban en el templo una serie de pasos lo  cual me permitió admirar de cerca estas obras maestras. En la foto, el paso "Redención" de Mariano Benlliure.

Acabaré con dos últimas capillas. La de san Juan Evangelista dotada de una interesante pila bautismal y uno de los sepulcros más bellos del templo realizado en piedra arenisca y alabastro que ocupa una buena parte de la pared del lado derecho.

Dejo para el final la capilla de S. Bernardo. Alberga el muy venerado Cristo de las Injurias cuyo nombre está asociado a tres leyendas:

"La que nos dice que llegó a Zamora desde Granada, tras haber sido injuriado por unos moriscos, la que relata la historia del joven caballero Tomás Valderrey cuyos pecados sumaron una espina más a la corona del Cristo  o también la que habla de un caballero que juró en falso sobre unos amores ilícitos con una dama ante esta imagen de Cristo, desapareciendo milagrosamente como castigo debido a su pecado".