SANTA MARÍA LA MAYOR (Valderrobres. Teruel).


 SANTA MARÍA LA MAYOR (Valderrobres. Teruel).


Hace unos días visitamos en este mismo medio Valderrobres, os mostré su castillo. Hoy completaremos esa visita yendo a su iglesia de Santa María la Mayor que se encuentra colindante con aquella fortaleza.




Pero primero un poco de historia. Al conquistar un territorio lo habitual era que los nuevos pobladores construyeran un templo, en este caso ese hecho fue a finales del s. XII y el templo sería de estilo románico. Lamentablemente de este no queda ningún resto.

Cuando el Arzobispado de Zaragoza toma el control definitivo del territorio (hacia 1307) se piensa en construir en ese mismo emplazamiento un nuevo templo gótico. Comenzará a erigirse durante la primera mitad del siglo y quedará inconcluso. Retomará la construcción García Fernández de Heredia hasta su asesinato en 1411. Acabará definitivamente la obra Damau de Mur (exactamente los mismos periodos y pasos que el castillo).
  
La construcción fue realizada en piedra arenisca con sillares bien escuadrados y alineados. Es de una sola nave, con tres tramos y capillas laterales.A continuación, os muestro la planta del templo con sus principales elementos:




Exteriormente destaca por la torre del campanario: planta octogonal, de dos tramos, solo tiene vanos en la zona de las campanas y está rematado con una galería almenada. Tiene dos accesos: desde la capilla absidal de la Epístola y por una puerta desde el exterior.




Otro elemento muy interesante es su portada meridional, la puerta más usada por el pueblo. Es una portada con gran decoración (si la comparamos con el resto del edificio tanto exterior como interiormente) con un espíritu didáctico que quiere transmitir la idea de la nueva alianza entre Dios y los hombres.

La portada tiene jambas formadas por baquetones que, tras los capiteles, se transforman en once arquivoltas. Está decorada con un gablete. Sobre la portada vemos un rosetón de tracería y puntas de diamante de unos seis metros de diámetro con unos interesantes canecillos por debajo y por encima.




Flanqueando la portada se encuentran dos conjuntos escultóricos con dos figuras cada uno. En la parte interior encontramos la Anunciación y, en la exterior dos figuras masculinas que portan un cofrecillo, son los donantes de la iglesia. Sus pedestales representan los símbolos del Tetramorfos y, sobre las figuras, en dos gabletes, hallamos el Sueño de José y la Huida a Egipto.




En los capiteles, en friso corrido se representa la historia de Noé y la humanidad entre el vicio y la virtud, simbolizada por el mensaje de los profetas. En el lado izquierdo se esculpe la historia de Noé entre motivos vegetales (os marco en un círculo rojo el arca) mientras que en el de la derecha están los diecisiete profetas del Antiguo Testamento escribiendo en libros).





Recorriendo el contorno del templo, presto atención a las figuras esculpidas en los canecillos y sus gárgolas. Podemos encontrar vegetales, animales fantásticos y no fantásticos, figuras humanas... unos con un simbolismo claro, y otros, no tan claro. 

Sin embargo, el elemento más particular es una ventana en forma de triangulo equilátero formado a su vez por dieciséis pequeños triángulos  equiláteros. La pieza se encuentra en la tribuna arzobispal a la que proporciona luminosidad estando orientado al NE. La forma de esta ventana es poco usual, personalmente yo conozco otros dos con semejante forma: en la Iglesia de santa María de Morella (por cierto, cegado) y otro en el Monasterio de Rueda. En Valderrobres tendremos la ocasión de verlo desde el otro lado, desde muy cerca.

Simbólicamente el triangulo equilátero representa la divinidad, la armonía y la proporción. De él deriva el conocido pentagrammon, amuleto de la armonía. También simboliza alquímicamente el fuego, el corazón y el sexo masculino. Del mismo modo tiene su simbología para la francmasonería y el judaísmo. Por último, para los pitagóricos, estaría relacionado con su número perfecto, el 10 (es la suma de los cuatro primeros dispuestos en forma piramidal).




Entre las gárgolas destaca una que me recuerda a El grito de Munch o a un personaje de la saga cinematográfica de Harry Potter (un posible gesto de los restauradores a comienzo del siglo XXI, época de la proyección de la saga).




Pasamos al interior. Accedemos por la puerta situada a Este, a los pies. Es un templo sobrio, con escasa decoración predominando la vegetal. Como escribí es de una sola nave con capillas laterales pentagonales o rectangulares. 
 
La cabecera tiene siete lados (todos adornados con una ventana de tracería, alguna cegada). Está presidida por un gran Cristo de fabrica moderna. La cubierta es una bóveda de ocho nervios en cuya clave está la titular del templo flanqueada por dos ángeles alados.



 
El último tramo del templo se hundió en 1877 inhabilitándose. En ese momento se construyó un muro de separación y una tribuna para recuperar el espacio perdido. En la restauración de principios de siglo se recuperó este tramo excavándose en la capilla de Santiago la tumba de la familia Moragrega.

Sin embargo, para mí el lugar más especial se encuentra en el segundo tramo del lado norte, en la capilla del Rosario. En la parte superior se encuentra la capilla privada del arzobispo. El lugar se encuentra en un punto energético de gran nivel (unos 26.000 uB) Bajo las losas del suelo existe una corriente subterránea que tenía un acceso directo antaño.




Podemos acceder a la tribuna, por una escalera de caracol situada a la izquierda de la capilla, en el contrafuerte que separa dos tramos de la nave. Esta escalera llega hasta el tejado y en los sillares se observan numerosas marcas de cantería. Como decía en la entrada de la semana pasada esta capilla contaba con otro acceso mediante un pasadizo desde el castillo, desde las habitaciones privadas del prelado. Una curiosidad, el suelo y parte del muro de la tribuna se encontraba forrado en madera para proporcionar un ambiente más acogedor. En los arcos de acceso apreciamos los desgastados escudos de los arzobispos Pedro López de Luna y Dalmau de Mur.




Ya en la parte superior vemos el pasillo antes comentado. La tribuna está comunicada con una pétrea celosía que podemos estudiar plenamente. 




En su interior encontramos el altar de piedra conservado, una cruz procesional y la especial ventana triangular. La ventana está formada por un trazado de trilobulados inscritos en triángulos que alternan el lado o el vértice como base.

 Desde la tribuna tenemos una excelente visita de la capilla de S. Juan Bautista que, por cierto, tiene un rosetón en la parte superior que, seguramente sería protagonista de algún fenómeno lumínico que hoy desconozco.




Es en este espacio donde se encuentran los restos escultóricos de mayor calidad del templo. Todo ello tiene una carga simbólica. Recordemos que era la capillla privada del arzobispo, por encima del nivel del templo (más cerca de Dios) e iluminado por la Santísima Trinidad (la ventana triangular). En este entorno la decoración es, podemos decir, celestial con ángeles músicos, hojas de roble y símbolos virtuosos como un hombre luchando con un león (algunas de las figuras están descabezadas). 




La tribuna se cubre con una bóveda de crucería de seis nervios que se apoyan en sendas ménsulas. La clave está decorada con la figura de un obispo mitrado (con báculo y bendiciendo) entre dos diáconos.




Las claves de las bóvedas tienen especial calidad y variedad. Acabo de citar y enseñaros la de la tribuna, pero quiero mostraros alguna más:




Pero también debemos mirar hacia abajo, en el suelo abundan las tumbas donde se enterraron clérigos y familias ricas hasta el siglo XVIII, aunque a veces fueron recolocadas durante la restauración. Por ejemplo, tras la puerta Sur existe una lápida que corresponde seguramente a un clérigo. Al pie del altar encontramos una más. En esta ocasión me llamó la atención la mano de la parte superior, me recordó las manos, posiblemente de inspiración cátara, encontradas en las ermitas de Valjunquera o Torre de Arcas (ambas tratadas en este blog). Recordemos que tras su persecución hubo una comunidad cátara en este territorio. 




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