SANTA MARÍA DEL MONTE (Liesa. Huesca).
SANTA MARÍA DEL MONTE (Liesa. Huesca).
Hace unas semanas escribí sobre S. Miguel de Foces en Ibieca. Recuerdo que este lugar contaba con un cenobio que a su vez tenía un lugar de retiro para los monjes. Este lugar es el que vamos a ver hoy. Es la ermita de santa María del Monte que se encuentra a poco más de un kilómetro del casco urbano de Liesa.
Exteriormente es un sólido templo tardo románico muy modificado y ampliado posteriormente. La construcción es baja y robusta, con gruesos contrafuertes. El acceso se encuentra al Sur por medio de una portada con arco de medio punto con un pequeño pórtico. Pórtico y portada son consecuencia de una ampliación posterior, es decir, todo este tramo).
En el muro occidental conserva una espadaña y en el oriental un testero recto (aunque en origen sería circular, de tambor).
Seguidamente os muestro la planta en la que están indicadas la ubicación de la grata sorpresa que nos espera en su interior: unas interesantes pinturas murales (bien conservadas) realizadas a caballo de los siglos XIII y XIV.
Como decía la cabecera es recta y el frontal está decorada por un conjunto de estrellas de ocho puntas. Tiene un pequeño vano circular que hoy está cegado.
El lugar contaba con un retablo con una docena de episodios de la vida de S. Vicente (diacono de S. Valero). Actualmente se encuentra custodiado en la Diputación Provincial de Huesca.
Si volvemos la mirada hacia los pies podemos ver perfectamente la ampliación efectuada en el siglo XV (gótica) que es más estrecha por priorizar el pórtico de entrada. Observamos el cierre realizado con un arco de medio punto ligeramente apuntado. En el primitivo edificio románico existe un banco corrido a lo largo de los muros.
En los muros Norte y Sur existen sendas inscripciones en buena conservación. Simulando losas nos informan que las pinturas han sido realizadas por intervención del concejo de Liesa.
En el muro norte de la ampliación la pintura que la decora es una Epifanía (sin san José). En el centro se encuentra la Virgen con el Niño. A la izquierda encontramos los tres Reyes Magos identificados por los regalos que portan y a la derecha dos parejas de campesinos (posiblemente los promotores del pintado de la ermita). En la primera de ellas no podemos ver su nombre, pero sí su procedencia: "de Castillón".
Avanzamos hacia la cabecera para ver el resto de las pinturas. En el lado del Evangelio el mural está dedicado a san Vicente, diacono de san Valero (patrón de Zaragoza). En la viñeta superior vemos de izquierdo a derecha a san Valero (con su mitra y báculo episcopal) y detrás a san Vicente ante el rey (todos identificados) custodiados por tres soldados. A continuación los santos son arrestados y llevados a la mazmorra. Más tarde vemos a Vicente ante el rey mientras S. Valero es azotado semidesnudo a su espalda.
A continuación, vemos a san Vicente atado a una cruz de aspa móvil en cuyos extremos están cuatro personas que tiran de ella. El objetivo es descoyuntar, sacar las articulaciones, del reo. Cuando lo retiran de la cruz es atado a un poste y le rasgan la piel con unos rastrillos de latón que son instrumentos claramente identificables por el pueblo.
Por debajo hay otras dos escenas. La calidad de conservación es menor, nos encontramos en el muro Norte. Encontramos al santo en el lecho de la muerte, todavía sigue preso: sus manos están atadas.
En la última escena llega la liberación de la muerte. Vemos la ascensión del alma (representada por un niño que sale de su boca) que es ayudada por un ángel y recibida en el Cielo por otro.
En el centro de todo ello se encuentra el protagonista que nos muestra la palma de la mano derecha mientras sostiene un libro con la izquierda (sabiduría).
En el lado de la Epístola está dedicado a santa Catalina de Alejandría, mártir del siglo IV de gran cultura y con gran importancia y difusión en la Europa del siglo XII. Conoceremos su historia y martirio a través de una serie de escenas.
El emperador Maximino (gran perseguidor de cristianos) visita Alejandría. Catalina le recrimina su crueldad e intenta demostrar cuán inicua era la adoración de los dioses falsos. Asombrado por la audacia de la joven, pero incapaz de competir con ella en sabiduría, el tirano la detuvo en su mismo palacio. Esto es lo que vemos en la primera escena en la que es testigo un ángel coronado y entronado con una larga flor de lis que pide silencio.
A continuación, Maximino llama a numerosos sabios a los que ordena que usen toda su capacidad y razonamientos falsos para que Catalina aposte, pero ella queda victoriosa en el debate llegando incluso a convencer a once de ellos a convertirse al cristianismo. Desde una nube la mano de Dios bendice a la santa (es posible que indique el poder de bautizar a los conversos por parte de la santa).
Por debajo vemos a santa Catalina de Alejandría con el instrumento de su martirio, una rueda dentada. Porta un libro cerrado que lo consideramos un símbolo de mujer sabia.
La viñeta superior izquierda podemos ver la posible intercesión de la emperatriz por la santa. La escena se ve invadida por una ventana que sirve apoyo a una pareja de negras aves enfrentadas.
Al lado, los seguidores de la santa recién convertidos se les da el tormento de las llamas.
Seguimos. Santa Catalina, desnuda de cintura hacia arriba, es atada a un poste y azotada. Los látigos son dibujados con detalle, son látigos de tres flagelos y con pequeñas bolas de plomo para infringir un mayor daño.
Continua el martirio, dos verdugos intentas serrar la cabeza de la santa, pero intercede un ángel haciendo que al contacto con el cuerpo de Catalina se rompa el instrumento. Maximino, ante este hecho ordena que la decapiten. Continua la leyenda diciéndonos que de la herida no brotó sangre si no leche y que acto seguido unos ángeles trasladaron el cuerpo al monte Sinaí.
Abandono el lugar pensando el inmenso y desconocido patrimonio con el que contamos. Un ejemplo es el enclave en el que nos encontramos cuasi perdido en una comarca de Huesca.
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