CASTILLO DE CARAVACA (Caravaca de la Cruz. Murcia).

 CASTILLO DE CARAVACA (Caravaca de la Cruz. Murcia).


La ciudad de Caravaca de la Cruz se encuentra situada a medio camino de las sierras de Cazorla y Segura y de las depresiones en que se asientan las vegas de la cuenca del río Segura. Su ubicación tuvo gran importancia en buena parte de la Edad Media y en la Reconquista. Es más, en Caravaca y su castillo llegaron a confluir las fronteras del reino nazarí de Granada, del reino de Castilla y del reino de Aragón. 

El apogeo templario de esta ciudad murciana (ocupación, creación de la encomienda y fortificación del castillo) coincide a grandes rasgos con el abandono templario de Tierra Santa. Es muy posible que la venerada reliquia que custodia fuera traída por los caballeros templarios que acompañaron al rey Jaime I. Está documentada la presencia del Lignum Crucis en la ciudad tres veces Santa en 1229 y tres años después aparece milagrosamente en Caravaca.

El castillo se levanta sobre un promontorio desde el cual se domina toda la población. Según nos vamos acercando nos impresiona el impresionante recinto amurallado de orígenes islámicos de los siglos X y XI. Los muros están reforzados por 15 torres de planta semicircular o cuadrada de diferente tamaño.




El acceso lo realizamos por una puerta flanqueada por dos sólidas torres, una de ellas con una ventana geminada. Era la entrada principal de la fortaleza de las dos con que contaba.




El traspasar esta puerta nos lleva a una gran explanada en la que se encuentra la Basílica Santuario de la Vera Cruz desde el siglo XVII. Pero si nos retrotraemos a su etapa templaria en este espacio hallaríamos dentro de él otro recinto amurallado, de planta poligonal, con torres también y protegido por una antemuralla y un foso. De igual manera encontraríamos la ermita de santa María la Real o del Castillo. Descripciones de este templo hablan de nave única y muros de argamasa.

En cambio, lo que si podemos ver en la actualidad son el Santuario del XVII y  los aljibes medievales perfectamente conservados. Son recintos abovedados de planta rectangular con pilares, arcos y bóvedas. Recogían el agua de lluvia para abastecer a la guarnición en momentos de paz y en posibles asedios. El aljibe norte se encontraba debajo de santa María la Real y sur podemos ver otro al que pertenecen las siguientes fotografías.




Relacionado con estos aljibes tenemos una leyenda templaria del siglo XIII que es el origen de la actual festividad de Los Caballos del Vino:

"La población cristiana se encontraba dentro fortaleza debido a las constantes batallas que sofría la villa de Caravaca, siendo tomados los alrededores por las tropas musulmanas.

Los alimentos empezaron a ser escasos, debido a los saqueos y los daños que se producían en los huertos de la ciudad. Los cristianos empezaron a enfermar y las reservas de los alimentos a desaparecer. Decidieron ir en busca de alimento, porque incluso las aguas de los aljibes se habían infectado. Tras largas caminatas pudieron encontrar una casa con una bodegas en su interior, no encontrando agua, decidieron cargar el vino en los cuales eran portados por los caballos. A la llegada al santuario encontraron un gran cerco musulmán que impedían el paso. Los templarios se cogieron al caballo, dos delante y dos detrás, defendiendo ese único alimento. Sorteando la defensa enemiga, subiendo a la carrera los odres de vino cargados en un caballo. Posteriormente el vino fue bendecido por la Santísima Cruz de Caravaca, arrojado al agua insalubres que se convirtieron en potables. También fue dada a beber a los enfermos, que milagrosamente sanaron".

Al pie de la muralla y de la cuesta que nos lleva a la entrada del castillo vemos un conjunto escultórico que homenajea tal festividad actual.




En el interior de la fortaleza encontramos la Basílica de la Santa Cruz comenzada a construir en 1617. Es el lugar donde se venera la Cruz de Caravaca. Desde 2003 es un lugar de peregrinación de jubileo in perpetuum al igual que Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana. 

La fachada de la Basílica fue realizada en el siglo XVIII usando mármoles de color rojizo de la zona. Podemos ver en ella, por ejemplo, escudo real sobre la puerta o conchas de peregrino en alusión a la Orden de Santiago que fue su custodia durante casi cuatro siglos.




La cruz de Caravaca es, según la tradición cristiana, una reliquia de la Cruz en la que Jesucristo fue crucificado. Se conserva en un relicario de doble brazo y se le atribuyen poderes protectores. La pequeña capilla se encuentra en el lado de la Epístola. A ambos lados del relicario, las cruces de las ordenes que lo custodiaron a lo largo de la historia: la Orden del Templo y la Orden de Santiago.




Según la leyenda, una vez tomada Jerusalén, los templarios decidieron dividir la supuesta Cruz de Jesucristo para, en caso de padecer futuros robos o problemas, no perder por completo la reliquia sagrada. Con uno de los pedazos se realizó el pectoral del patriarca Roberto, primer obispo de Jerusalén. Con la caída de la ciudad parece que fueron los templarios quienes la trajeron a la península ibérica, como dije anteriormente.

Sin embargo, la tradición nos habla de un milagro sucedido el 3 de mayo de 1232, es decir con una Caravaca todavía en manos musulmanas:

" El señor almohade de Caravaca y Valencia, Zeit Abu Zeit, permitió a un sacerdote cristiano, un tal Pérez Chirinos (prisionero en las mazmorras del castillo), decir misa pues tenía curiosidad de en qué consistía. El sacerdote pidió un crucifijo a lo que accedió Zeit. En ese momento, todos los presentes pudieron ver como una cruz patriarcal descendía sostenida por dos ángeles hasta colocarse en el altar. Naturalmente Zeit Abu Zeit se convirtió inmediatamente al cristianismo".

Como todas las leyendas, ésta también tiene un componente histórico comprobable: la conversión al cristianismo del líder musulmán Zeit Abu Zeit que se sometió al rey Fernando III primero y a Jaime I después. Adoptando al bautizarse el nombre de Vicente Bellvís. Este hecho ocurrió en 1236 poco antes de que los templarios ocuparan Caravaca, reconstruyeran su castillo y elevaran el templo en honor a santa María.

El interior del templo se divide en tres naves y destaca por su robustez. Su planta es de cruz latina y cuenta con una tribuna corrida sobre las naves superiores. El ábside se divide en dos cuerpos, el inferior es la capilla mayor cubierta con una gran venera dorada. Tiene un par de lámparas barrocas de plata que fueron regalada por Fernando el Católico en su visita a la reliquia.



El cuerpo superior tiene un vano u óculo por el cual, según la tradición apareció la Santa Cruz. Es la llamada Ventana de la Aparición.

Este óculo gótico se encuentra, a salvo de miradas desde la nave de la iglesia, mide unos 75 centímetros y se encuentra rodeado de 45 signos que corresponden a alfabetos judaicos, latín, griego, siríaco y cristiano-maniqueo cuyo mensaje era, es todo un enigma. El medievalista Pablo Alonso Bermejo propone que su traducción sería el Nombre de Dios. Otros autores apuestan un significado más esotérico.

Referente a este lugar tengo una experiencia personal. En una visita guiada particular de un reducido grupo neotemplario a la que asistí, preguntada la guía sobre alguna experiencia extraña en el lugar, ésta calló y meditó. Luego, nos comentó:

En una ocasión, por la escalera que hemos subido, en él ultimo tramo, me pareció ver dos figuras con vestimenta medieval y capa... callé y no dije nada. Pero, días más tarde, comentándolo con mis compañeros su respuesta fue: ¿tú también los has visto?... Según ella su misión es seguir vigilando la Santa Reliquia. Es más, nos confesó, que "interactúa" con ello,  Acabando la anécdota con la frase "y ahora me están indicando que ya he hablado demasiado..."

A veces te encuentras situaciones, cosas y gentes sorprendentes.




Adosado a la parte norte del Santuario, se halla un claustro de dos plantas, que forma parte de la denominada Casa del Capellán recientemente rehabilitada y que hoy día alberga un interesante museo de Arte Sacro. Este claustro está construido sobre el mismo lugar donde se encontraba el patio de armas del castillo interior. Podremos ver otro aljibe y en la esquina noreste restos de la primitiva torre del homenaje, la llamada Torre Chacona.




La relación del enclave con la Orden del Temple fue importante. En 1263 Jaime I de Aragón ayuda a su suegro Alfonso X mitigando un alzamiento de los mudéjares con la colaboración de los templarios. Ese mismo año el rey castellano dona Caravaca a los templarios por la ayuda prestada siendo entregada a entregada al maestre Frey Martín Pérez.

Constituida en encomienda (sería la única encomienda de Murcia), de ella dependerían las fortalezas de Caravaca, Bullas y Cehegín con sus propios territorios. Existe una documentación (fechada en 1286) donde se nombraría un solo comendador para gobernar estos tres castillos. Sin embargo, ese mismo año Sancho IV confisca la fortaleza de Caravaca y Cehegín por perder el castillo de Bulla a manos del alcaide musulmán de Huéscar. A pesar de ser pronto recuperado por el maestre provincial Frey Sancho Yánez acompañado de comendadores y caballeros, el rey mandó demoler el castillo por la mala situación en la que se encontraba.

En 1296 Jaime II de Aragón, acompañado del maestre Ramón Berenguer de Cardona y sus templarios, inicia una campaña militar retomando el norte de Murcia. Esta ayuda templaria aumentaría los derechos y poder, sobre todo en Caravaca. Asentada la Orden en Caravaca, Berenguer de Cardona participó, en 1304, en la expedición contra el reino nazarí de Granada llegando hasta Huércal, a más de cien kilómetros de Caravaca.

El Tratado de Tordellas en 1306, por el cual se marca la frontera entre Castilla y Aragón en el río Segura, marca el principio del fin del Temple en Murcia. Jaime II da instrucciones a Cardona, maestre provincial en Aragón a su homólogo templario de Castilla, Rodrigo Yáñez, la entrega de la encomienda de Caravaca pese a la negativa de su comendador Beltrán de Ribasaltas. Juan Yáñez se encargaría de la encomienda hasta la disolución de la Orden. Por último, es Fernando IV quien embargará sus bienes en abril de 1310. 

A partir de 1316 la encomienda de Caravaca se podría considerar bajo el control de los maestres santiaguistas, aunque no es hasta 1344 cuando Fernando XI obtiene del papa la aprobación de la elección de su hijo Fadrique Alfonso (que contaba con 10 años de edad) como maestre de la Orden de Santiago y de la bailía de Caravaca.

Es muy recomendable dar un pequeño paseo por el perímetro de la fortaleza. Podremos admirar la solidez de sus muros, murallas y torres. 





Otros lugares con rastros templarios que merecen una visita son la iglesia del Salvador (en la misma ciudad) construida en el siglo XVI sobre un antiguo hospital templario o el llamado Torreón de los Templarios (a unos tres kilómetros) llamado así por ser construido por los santiaguistas en el XVI sobre otra construcción templaria.




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