FORTALEZA CALIFAL DE GORMAZ (Soria).

 FORTALEZA CALIFAL DE GORMAZ (Soria).


Conduciendo por el sur de la provincia de Soria, camino del pueblecito de Gormaz, en lo alto de un cerro, observamos restos de un castillo. Os lo muestro en la imagen que veis a continuación que corresponde al lado este, el cual no nos indica las verdades dimensiones del mismo (en el plano esa zona está marcada de color rojo). Nos dirigimos a la Fortaleza Califal de Gormaz, el castillo más grande de Europa en su tiempo y clase.


 
Antes de visitarlo virtualmente, un poco de historia. Fue mandado construir por los musulmanes en el siglo X en un intento de reforzar la frontera norte del Duero debilitada por el empuje de los reinos cristianos. Fue centro militar de apoyo a Medinaceli, capital de la Frontera Media Musulmana así como base logística de incursiones al norte.

En el año 975 Garci Fernández, apoyado por Sancho de Pamplona y Ramiro III de León, intenta conquistarlo, pero tras un largo asedio no lo consigue. Lo toma en 978 perdiéndolo tres años después. Almanzor lo recupera en 983. Habrá que esperar hasta 1060 cuando es conquistado definitivamente por Fernando I rey de Castilla, León y Galicia. Entre sus tenentes se encontró Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, que recibe la villa de Gormaz en 1087. Con los Reyes Católicos pierde su carácter militar siendo usado como prisión hasta su abandono.

El recinto amurallado tiene un perímetro de poco más de un kilómetro siendo su longitud de unos cuatrocientos cincuenta metros y su anchura unos sesenta metros. La altura de sus murallas es de unos diez-catorce metros, las cuales se refuerzan con abundantes torres rectangulares que suelen sobresalir del lienzo de la misma y que cuentan con almenas y estrechas ventanas saeteras. 


En el extremo Oeste de la muralla, en la parte superior del muro, podemos observar tres estelas (de origen islámico las de los extremos y romana la central). Probablemente fueron obtenidas de una construcción islámica anterior y reutilizadas. Su función era protectora contra el mal de ojo y los genios malignos de poniente. La estela romana seguramente sería encontrada en los alrededores y la incorporarían al conjunto por la coincidencia del motivo decorativo.



Pasemos al interior. El acceso al recinto se realizaba por la puerta califal y una desaparecida puerta acodada, ambas en el muro sur. También contaba con dos poternas en el muro norte, una de ellas en el alcázar.

La puerta califal se abre en el tercio occidental de este lado sur. Se encuentra situada entre dos torres. La puerta está constituida por un arco de herradura califal encima de la cual hay un segundo arco que cerraría la muralla cabalgando entre estas dos torres. Entre sendos arcos quedaba un hueco (llamado buhedera) que permitía a los defensores hostigar a quien se arrimara a la puerta sin poder ser batidos por otros atacantes.

 

            


Una vez en el interior, al este, encontramos el último reducto defensivo del castillo, el Alcázar, que fue construido sobre los restos de un anterior recinto árabe. El acceso al mismo se realiza a través de una doble puerta en codo de la Torre del Homenaje. Esta torre, de tres plantas y terraza, es de estilo mudéjar. En la parte superior podemos observar tres ménsulas dobles islámicas rematadas en modillones de rollos que sustentarían una ladronera u otro elemento defensivo de la puerta. La Torre del Homenaje se encuentra unida con la cercana Torre del Almanzor por una galería en el interior del muro de cierre. El Alcázar era también el lugar de alojamiento del gobernador militar y de otras personas notables. 



A continuación, os muestro la planta de este fortificado espacio, este último reducto.



Junto al muro norte hay una serie de estancias que según se cree podrían corresponder al palacio califal (junto a la Torre de Almanzor) y a una Sala de Armas. Estas estancias fueron transformadas tras la ocupación cristiana.




El Alcázar disponía también de un aljibe propio para aprovisionarse de agua, así como una pequeña poterna en el muro norte como ya os conté.



Podemos ver y pasear por el Paso de ronda. Este camino estaba destinado a la defensa vertical de la muralla y al paso de defensores y utillaje. Se conservan parte de las almenas.

Y por este paso de ronda se accedía a las torres, desde las cuales se controlan visualmente las principales plazas de la zona así como diversas atalayas adelantadas que posibilitaban el envío de mensajes.



Saliendo del alcázar volvemos a asombrarnos del gran espacio que protege la muralla y los restos de algunas torres. 





Era un espacio destinado a la tropa. Es aquí donde, no muy lejos de la puerta califal, donde encontramos los restos de una alberca (estanque para el almacenamiento de agua a cielo abierto). Fue excavada en la roca y recubierta con sillería. Recogería el agua de los tejados y escorrentías. Esta agua serviría para el abrevadero de las caballerías y abastecimiento de fraguas, huertos... En ocasiones estas construcciones se cubrían para evitar la evaporación del agua en periodos de gran asolación.




Fortaleza califal de Gormaz, un lugar estratégico con excelentes condiciones de visibilidad. Su posesión para los musulmanes era indispensable para controlar una de las zonas de acceso al norte y mantener las importantes plazas de esta zona. Un castillo cuya silueta puede verse desde muchos kilómetros de distancia en la llanura soriana. Si pasáis por ahí, haced una parada, merece la pena.



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