CASTILLO PEÑISCOLA (Castellón).

 CASTILLO PEÑISCOLA (Castellón).


 Esta fortaleza se encuentra en la parte más elevada del peñón rocoso que domina la población del mismo nombre. El castillo dominaba el tráfico marítimo de la zona y el paso terrestre norte-sur. En la Edad Media se encontraba unido a tierra por estrecho camino de arena a merced de la olas lo que dificulta su conquista. Actualmente se le llama castillo Templario-Pontificio haciendo referencia a los dos importantes períodos del mismo. 

Mi admirado Jaime I (al que considero un rey templario) intentó arrebatársela a los musulmanes en 1223 pero fracasó. La consideraba pieza clave de la Reconquista (que comenzó a la edad de 17 años) por el lado Sureste de su reino. El Conquistador, en su célebre, "Llibre dels fets " es denominada como "lo pus honrat logar"(el lugar más honrado). Al fin la plaza fue arrebatada, mediante rendición y ante el propio rey (era una de las condiciones), en 1233. 

El castillo perteneció un tiempo a la poderosa familia de los Montcada y después a la Casa de Alagón retornado a la Corona, en la figura de Jaime II, en 1293. Es en este momento cuando se produce una permuta entre el rey de Aragón y la Orden del Temple: el castillo de Peñíscola y alguna posesión más por el de Tortosa y las posesiones de la Orden en esa ciudad.


 

En 1293 el maestre provincial de la Orden era Berenguer de Cardona y Arnau de Banyuls será nombrado primer comendador de Peñíscola que lo será hasta la caída del Temple en 1307. El Temple inició la reconstrucción y cambios estructurales de la primitiva alcazaba musulmana y emprendió en crecimiento económico de la nueva encomienda.

El castillo se realizaría usaría las características del terreno y emplearía buen sillar. El Temple emplearía muchos de sus recursos en la construcción y, pienso, que no llegó a concluirlo pues en 1307 se produjo la caída de la Orden. Benedicto XIII lo transformaría en palacio pontificio durante su estancia entre 1411 y 1423. Desde allí defendió su legitimidad como Papa hasta su muerte.

 La entrada, como es habitual, es en ángulo para dificultar su conquista. Cabe destacar un friso heráldico colocado encima de la puerta. Los escudos son: en el centro la cruz de la Orden del Temple y a los lados, los cardos de Berenguer de Cardona (maestre provincial) y el escudo de bandas de Arnau de Banyuls (comendador de Peñíscola 1298-1307).





Una vez atravesada la puerta llegamos al zaguán desde el cual se llega a distintos espacios del castillo. En estos espacios podemos encontrar expositores y objetos que intentan introducirnos y enseñarnos el mundo templario. La disposición de este "vestíbulo" es en recodo y daba paso a una segunda puerta del castillo situada a mitad de la escalera que protegía el acceso hacia el patio de armas.

El plano de esta primera planta es el siguiente: 



En la imágenes siguiente, de la izquierda, vemos el zaguán nombrado. Son muy interesantes las cubiertas con bóvedas de cañón en diferentes direcciones adaptándose a la geometría irregular del espacio.

En la otra imagen vemos una de las caballerizas. La sala tiene una gran solidez y está cubierta con bóveda de medio punto ligeramente apuntada. En la pared de la derecha, que da al exterior, existen cuatro vanos rectangulares abocinados. En algunos puntos vemos la roca base labrada. Tras la oración en la capilla, la primera ocupación de los monjes-soldados estará aquí, en las caballerizas. El cuidado de los caballos era una, y muy importante, de las primeras tareas de la jornada. Quizá sea bueno recordar lo que dice la Regla Primitiva respecto al número de los mismos.

XXX. Del número de caballos.
"A cualquiera de los caballeros le es lícito tener tres caballos, porque la eximia pobreza
de la casa de Dios y del Templo de Salomón no permite al presente más, sino es con licencia
del maestre." 



A pocos metros encontramos tres estancias denominadas "cuerpo de guardia". Los tres espacios están cubiertos por bóvedas de cañón, aunque en una de ellos, en las esquinas, vemos arranques de los nervios, lo que apunta a que en un momento se pensó cubrirla con una bóveda de crucería, más acorde con la época de construcción.

Una de las salas tiene dos aspilleras que controlan el acceso principal del castillo. Esta sala tiene un hueco de comunicación con la estancia que se encontraba encima, una cámara privada del Papa Luna.

La sala de mayor tamaño podría haber sido en época templaria la sala de armas del castillo. Los caballeros tenían un sumo cuidado con sus armas personales establecidas por la Regla. Peñíscola, según un inventario 1301, contaba con gran número de ballestas, carcajes, escudos, cascos de hierro y espadas. También se encuentran inventariadas en este castillo las brigolas usadas en la defensa de Miravet o el carabuca construido por el comendador de Ascó. Esta sala se emplearía más tarde como aljibe una vez desaparecidos los templarios recogiendo las aguas pluviales de la superior plaza de armas.

La otra sala contendría una serie de objetos íntimos, como si nos visitáramos su mundo. Pienso que uno de los aspectos más interesantes de la Orden sería su gran bagaje de conocimientos. Esta sala estaría dedicada a una serie de esos conocimientos que el resto del mundo desconocía.



  Subiendo las escaleras que se encuentran al fondo a la derecha, llegamos al patio de armas que nos permitirá acceder a nuevas dependencias, muchas de ellas relacionados con un nuevo esplendor del castillo, su fase como castillo Pontificio.




El patio de armas es un amplio espacio abierto al Mediterráneo. Tuvo un doble uso, como claustro (al igual que los monasterios) y como propio patio de armas de un castillo militar templario con un aljibe en el centro.





Desde este lugar, bajando por unas empinadas escaleras, accedemos a la llamada sala del cónclave por que se cree que allí pudo celebrarse el cónclave que reunió a los cuatro cardenales que le quedaban a Benedicto XIII para la elección de su sucesor. Está cubierta con bóveda de medio cañón y es posible que, en tiempo de los templarios, fuese un lugar de servicios como una bodega.




En uno de los lados se abre un vano que comunica con otra sala que contendría una mazmorra. El acceso a la misma se haría a través de la reja que vemos en el suelo.


       


En esta planta se encuentra una serie de dependencias que fueron creadas y adaptadas para la estancia de Benedicto XIII, el papa Luna, en el castillo de Peñíscola en el siglo XV. Por ejemplo, en la que vemos a continuación podemos verlo, usando nuestra imaginación, dedicándose a las tareas del día o estudiando con los constructores la reforma de la fortaleza. A destacar sobre la puerta el escudo pontificio.




Relaciona con el apartado anterior podemos ver una supuesta biblioteca. Sabemos que la biblioteca de Benedicto XIII superaba los 2000 volúmenes y que era su posesión quizá más preciada, al final de su vida hubo de vender muchos de sus volúmenes. Esta biblioteca abarcaba las más variadas disciplinas: Arte, Poesía, Matemáticas, arquitectura, Astronomía, Astrología, Magia... de lo más variado.

Por otro lado, la obra escrita de Benedicto XIII: gran cantidad de bulas, sermones, correspondencia, estudios, textos de derecho eclesiástico en defensa de su legitimidad...




Otra habitación, dividida por un arco de piedra, recrea un posible comedor. Sobre la mesa podemos ver un ajuar valenciano de loza dorada con el emblema de Pedro de Luna.

Sabemos que se trataba de una persona sobria y de poco comer, aunque una pequeña debilidad: los dulces de cierto monasterio cercano. Y fue alrededor de este afición donde se fraguó su intento de asesinato, en 1418, por arsénico y del que tardó en recuperarse varios meses. 




Con el número 15 en el plano encontramos la iglesia advocada a la Virgen María y los Reyes Magos. Sobre su puerta de entrada, unos cardos nos recuerdan al linaje de los Cardona. En la jamba derecha de la puerta encontramos una sencilla pila de agua bendita.

El templo, de planta rectangular, se compone de una sola nave con bóveda de cañón apuntada. El ábside es semicircular con bóveda de horno. Sólo tres ventanas iluminan el espacio, una en el centro del ábside. Fue capilla de los caballeros templarios, después de los caballeros de la Orden de Montesa y más tarde basílica papal de Benedicto XIII y su sucesor Clemente VIII. Al pie del ábside, a la derecha, bajo una losa sin inscripción (antigua ara del altar templario) estuvo sepultado el papa Luna de 1423 a 1430.




En el plano con los números 16 y 17 figuran la despensa y la casa de la cisterna. La llaman así por la existencia de un brocal de uno de los aljibes. Es una habitación que en su momento tuvo dos plantas a razón de los mechinales que vemos en los muros.
Hay autores que sostienen que en este lugar pudo haber existido una botica, así como un armario rinconero del Papa con libros de Medicina y algunos de Astrología.




A tenor de los inventarios debió existir una cocina, aunque su ubicación no esté clara. Posiblemente se encontrase encima de la bodega o sala del cónclave que vimos antes.

Existe un gran salón llamado gótico (no sé el porqué) o salón del comendador. La sala fue utilizada por la Orden del Temple, la Orden de Montesa y la curia papal para actos solemnes. Sobre el arco de medio punto de la puerta de entrada volvemos a ver los cardos de los Cardona. Destaca por su tamaño teniendo cinco grandes ventanales. La bóveda que la cubre es de cañón apuntado y todavía podemos ver en ella las argollas de las que colgaban las lámparas que la iluminaban. Pero lo que me gusto especialmente es la alternancia en la misma de sillares blancos y negros. Me resultó muy curioso, mágico.




Junto a este salón existe una empinada escalera que nos lleva las terrazas superiores de la fortaleza que cubren esta sala, la iglesia y alguna dependencia más. Estas terrazas están aproximadamente a 64 de altura y constituyen una magnífica defensa que lo hacen prácticamente inexpugnable desde el mar. 





Las vistas desde allá arriba son magníficas. Imagino a templarios y a Benedicto XIII aquí mismo. Y los imagino mirando al Este, unos hacia el Jerusalén perdido y el otro hacia Roma, hacia el Vaticano, también perdido.




Colindante con el castillo está el barroco ermitorio de la Virgen de la Ermitana, del siglo XVIII. 

Veremos también una estatua del Papa Luna realizada en bronce en el siglo XX. Mantuvo una postura firme no por tozudez sino porque se creía dotado de la razón, no podía ceder, sólo debía cuentas a Dios. De ahí su típica frase: "Non possumus" (No podemos). Dotado de una gran elocuencia y sabiduría. El escritor Jesús Maeso de la Torre nos dice de él: "Retó a la facción que se oponía a él a un encuentro delante de 100 teólogos para ver quién era el legítimo papa. No querían hablar con él porque le temían a  causa de que era un elocuente polemista". Por otra parte vivió en tiempos convulsos, en una Europa de países expansionistas, Francia intentó utilizarlo, pero él no se dejó y Aragón, Alfonso V, lo usó como un elemento más en su crecimiento por el Mediterráneo: Nápoles.




En derredor del castillo se encuentra el llamado Parque de Artillería. Es un área militar con nuevas fortificaciones, rampas y baterías comunicada en la zona militar con el casillo. Fue construida en el último cuarto del siglo XVI con el fin de modernizar las defensas del castillo medieval y poder combatir los ataques de la piratería y de la armada turca, una gran amenaza en ese momento.





En la zona este de la fortificación, a 45 metros sobre el nivel del mar, encontramos una escalera que da directamente al mar, adaptándose a las rocas del acantilado. La escalera tiene más de cien peldaños, estando la última parte labrada en la roca.

La tradición y la leyenda atribuyen la realización de la escalera al propio Benedicto XIII, que la habría construido, milagrosamente, en una sola noche, cuando triste y desalentado por la deslealtad de los suyos decidió descender directamente hasta el mar y una vez allí extender su manto pontificio sobre las olas y apoyándose en su báculo, flotando, se trasladó a Roma para entrevistarse con sus enemigos, presentándose ante el pontífice romano, sin esperarlo, para exclamar: “¡El verdadero papa soy yo!”




El castillo templario de Peñíscola junto con los de Xibert y Culla formaban un cordón defensivo del reino de Aragón frente a los musulmanes. ¿Quiénes mejor que ellos?


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