ERMITA SAN SATURIO (Soria).
Soria es tierra de románico, de ordenes militares y, también, de misterio y leyenda. Hoy visitamos la ermita de San Saturio que se encuentra al oeste de la ciudad de Soria, en la margen izquierda del Duero, en la ladera de la Sierra de Santa Ana.
Podemos llegar a ella por dos caminos. La primera opción es dejar nuestro coche en un pequeño aparcamiento situado al pie de la N-231. Nos encontramos en territorio templario, en lo que fuera el monasterio de San Polo. Hay quienes afirman, y estoy de acuerdo, es que de esta manera controlaban el acceso a la ermita de San Saturio. (Si queréis saber algo más sobre el monasterio de San Polo os invito a consultar su entrada en este mismo blog: https://www.viajarverencontrar.com/2020/05/monasterio-san-polo-soria.html ).
Bien, atravesamos lo poco que queda del monasterio, que hoy es una propiedad particular, y caminamos poco más de un kilometro. A la orilla del Duero, un paseo que inspiró a Bécquer, a Geraldo Diego o a los hermanos Machado con álamos y chopos marcados por mensajes de enamorados nos llevará al pie de la cueva.
La otra posibilidad es tomar desde la capital soriana el Paseo de san Prudencio situado en la margen derecha y después cruzar la pasadera peatonal que salva el Duero.
Cuenta la tradición que en el siglo VI el noble Saturio repartió sus riquezas entre los pobres y se fue a vivir como anacoreta a una cueva junto al Duero. En aquella cueva, sigue diciendo la leyenda, vivió casi cuarenta años sin más compañía que la de Prudencio, un joven discípulo que compartió con el santo oración y penitencia durante, número "mágico", siete años. El encuentro entre maestro y pupilo fue un tanto especial, un encuentro milagroso:
"Ya anciano y llevando muchos años habitando el oratorio, el eremita Saturio vio como un joven intentaba cruzar el río Duero a nado, hecho este alto peligroso por la corriente que el caudal llevaba. La gente agolpada en la orilla daba por sentado que Prudencio, que así se llamaba el muchacho, se ahogaría pero cual no fue su sorpresa al ver que el joven alcanzaba la orilla a salvo y con las ropas completamente secas pues el anciano Saturio le había lanzado una capa para que se colocara encima. Prudencio llegó hasta el eremita y le solicitó además de su bendición ser su discípulo y compartir con él su retiro, cosa que hizo hasta la muerte del santo".
San Saturio murió el 2 de octubre del 568 a la edad de 75 años. Fue enterrado en la misma gruta por su protegido, en el lugar que solía meditar y rezar. Fue santificado muchos siglos después a petición de los sorianos que siguen celebrando su fiesta coincidiendo con el día de su fallecimiento. Prudencio, desolado, abandona el lugar. Se dice que marchó a Calahorra, a evangelizar La Rioja. Más tarde se trasladó a Tarazona donde, con el tiempo, llegó a ser obispo. La tradición continua diciendo que el luego san Prudencio de regreso a la cueva soriano exhorta a las gentes a que veneren a su maestro y, finalmente, Saturio es desenterrado, sus huesos colocados en una urna y elevado a los altares por el propio Prudencio.
San Saturio, santo custodiado por los templarios, es definido por Sánchez Drago en su libro "Diccionario de la España Mágica" como "santo problemático, a quién no conocemos sino por testimonio de terceros, en especial por su discípulo san Prudencio, en su día fue incluido en el catálogo de los pretermitidos... estamos ante un santo sin otra probatura o autentificación que la devoción popular ..."
El enclave tiene dos accesos: uno es por medio de una escalera llamada portuguesa construida en 1703 que nos lleva directamente al templo barroco y otro por el interior de la gruta que nos llevará a ese mismo lugar. Usamos este último, veremos distintos espacios...
El siguiente espacio es la Sala del Cabildo de los Heros (más tarde Hermandad de Labradores), especie de Tribunal de Agua. Preside la sala un busto de san Saturio. Eran los 29 de septiembre, festividad de san Miguel arcángel, cuando tenía lugar la celebración y la corporación de agricultores asistía a la ceremonia con sus distintivos, el yugo y los bastones. Esta tradición se siguió manteniendo hasta el final de la década de los sesenta del pasado siglo XX en que desapareció.
Seguimos avanzando... nuestro siguiente punto de interés, de sumo interés, es la Sala de san Miguel . Según la leyenda es este lugar de reposo original de los restos del Santo (a la derecha). Según me comentó un soriano durante años estuvo tapiada y los devotos metían la cabeza por un ventanuco como remedio para evitar los dolores de cabeza.
En este lugar encontramos la figura del arcángel san Miguel, con su habitual dragón, que nos recuerda la existencia, a mediados del siglo XII, de aquella pequeña ermita u oratorio que se llamaba san Miguel de la Peña.
También vemos una pequeña imagen de santa Ana que procede de una cercana ermita hoy derruida. Se la conoce como Virgen de los alfileres por que la tradición dice que las jóvenes sorianas que quieran hallar novio pronto deberán encontrar tres alfileres en el ropaje de la figura (estos alfileres son puestos anteriormente por recientes novias).
Muy cerca se halla la ventana del milagro. Cuenta la leyenda popular que el niño Romualdo Barranco en 1772 cayó desde esta ventana hasta la orilla del río sin sufrir daño alguno. La vidriera nos lo recuerda:
"Romualdo Barranco, natural de Carbonera, niño de seis años y medio, habiendo caído dese esta ventana hasta cerca de la orilla del Duero, fue hallado, puesto de rdillas, sin haber recibido lesión alguna por intercesión del santo. Año 1772".
Siguiendo nuestro recorrido atravesaremos diversas estancias como una Sala temática de san Saturio (donde se recoge una exposición permanente sobre la vida del santo y la historia de la ermita y del entorno), la Sala del santero, la Sala del Cabildo o canónigos (lugar de reunión del Cabildo de Soria con cuadros del Génesis), la Sala del Ayuntamiento (lugar de reunión de la corporación municipal, con bellas vistas al Duero) y Sala de la Alcoba. Esta última sala contiene una musealización del domitorio que pudo albergar a un santero y cuenta también con la reconstrucción de una cocina castellana de finales del siglo XIX.
Continuamos avanzando. Pasamos por la Sacristía que destaca por un Cristo crucificado gótico en madera del siglo XIV. Y después, llegamos a la Capilla. Es un templo barroco del siglo XVIII.
En los frescos de las paredes está representada la historia de san Saturio. Si comenzamos por el lado del Evangelio: repartiendo sus bienes entre los pobres; orando al arcángel san Miguel y la Sagrada Familia; san Saturio tentado por los siete pecados capitales; el santo predicando, y en los restantes del lado de la Epístola, hacia el altar mayor, el paso milagroso de san Prudencio por el Duero sobre su capa, la muerte de san Saturio y su canonización por su discípulo san Prudencio, cuando ya era obispo de Tarazona. En un par de escenas vemos el hoy desaparecido castillo de Soria.
Todos los frescos son obra de pintor soriano Juan Zapata Ferrer. En el lado del Evangelio hay un curioso trampantojo, junto a una puerta un monje o santero nos observa.
Termino, como me gusta, con una leyenda. Abandonando el lugar, bajando la escalera que parte del templo, vemos una reja protegiendo una pequeña oquedad con una inscripción encima. Dice la leyenda que de esa roca manaba aceite, para el culto de la ermita. Dejó de brotar, como castigo, cuando un ermitaño avaricioso comenzó a venderlo.
San Saturio, un lugar especial que despertó el interés y protección de nuestros Hermanos Mayores.
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