TORRE DE HÉRCULES. (La Coruña).


Estamos en un lugar con una antigüedad de unos veinte siglos, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2009 y que ha sido y es el único faro romano del mundo que desde sus orígenes hasta la actualidad continúa en funcionamiento. Estoy, estamos, en la Torre de Hércules de la ciudad de La Coruña en la mágica Galicia.

Al pie del promontorio donde se encuentra la torre se erige una imagen del caudillo celta Breogán. Recordemos su leyenda que tiene su orígenes en el "Lébor Gabala Erenn" o "Libro de las Invasiones" (Recopilación realizada en el siglo XII de leyendas irlandesas anteriores):

"Desde los confines orientales de Europa navegaron los descendientes del linaje de Goidel Glas, padre de los celtas gaélicos, hasta Hispania. al frente de la expedición estaba Brath"el Victorioso". Su hijo, Breogán, libró un gran número de batallas contra las variopintas huestes de Hispania. Breogán tuvo diez hijos entre los que destacan Ith y Bile.

Breogán construyó Brigantia (La Coruña) donde erigió una torre (la Torre que hoy nos ocupa), una morada agradable y, a su vez, un puesto de observación y vigilancia. Ith, en una tarde clara de invierno, cuando se hallaba en lo alto de la misma contemplando las cuatro direcciones , creyó ver a lo lejos, entre las brumas, una isla. Se lo contó a sus hermanos y navegó hacia Irlanda para conquistarlas, pero la empresa fracasó, él murió y su cuerpo fue traído a Brigantia donde fue enterrado. El testigo fue recogido por su hijo Mil, quien intentó de nuevo la conquista de Irlanda y esta vez consiguió vencer a los Thuatha-Dé-Dannan y dominar todo el país"




Entonces, ¿por qué la llamamos Torre de Hércules? Quizá se deba a una leyenda escrita por Alfonso X el Sabio en su "Estoria de Espanna":

"el legendario héroe griego vino en busca del gigante Gerión que reinaba sobre las tierras comprendidas entre el Duero y el Tajo, con el fin de liberar al pueblo de su poder desmedido. El enfrentamiento entre ambos duró tres días con sus correspondientes noches, al cabo de las cuales Hércules venció al gigante, cortó su cabeza y la enterró junto al mar. Para conmemorar su victoria construyó sobre el túmulo una torre-faro y en las proximidades del mismo fundó una ciudad a la que le dio el nombre de Crunia, como recuerdo de la primera mujer que habitó este lugar y de la cual el héroe se enamoró".

El origen de la torre-faro es romano. Su altura total es de 55 metros y podríamos dividirla en tres bloques. El bloque inferior, de unos 37 metros correspondería a la fabrica romana de tres espacios (imagen 3). Los terrenos donde esta ubicada formaban parte de un espacio de culto o santuario indígena anterior. Era frecuente que los celtas consagraran promontorios costeros a divinidades asimilables a Hércules. Además, en el caso coruñés, se da la coincidencia de que las tres rocas que se sitúan en el mar, frente a Punta Eiras (donde estamos), se conocen como Buey, Vaca y Becerro, los mismos topónimos que se repiten en el santuario de Kenmare, en la costa SO de Irlanda, en donde las tradiciones ubican la isla de Donn o de los Muertos. Por lo tanto, en los terrenos que rodean a la Torre habría en época prerromana un santuario vinculado a las creencias del más allá que corroboraría el carácter sagrado de toda la zona.

Brigantium (La Coruña) se convirtió en un puerto importante del imperio, era uno de los principales puntos de arribada de la vía XX, en la que se refugiaron las armadas romanas en su camino a la conquista de Britania. Este interés militar justificaría la construcción de un faro de grandes proporciones en la entrada del Golfo Ártabro. Fue construida con toda probabilidad en la segunda mitad del siglo I o principios del siglo II.  

Pero hay más es el único faro romano del que conocemos el nombre del arquitecto-ingeniero que se encargó de su realización, Caio Sevio Lupo, que se perpetuó al dejarlo grabado en una inscripción conmemorativa dedicada al dios Marte Augusto, a los pies de su construcción (imagen 5):

MARTI 
AUG[USTO] SACR[UM] 
C[AIUS] SEVIUS 
LUPUS 
ARCHITECTUS 
AEMINIENSIS 
LUSITANUS EX VO[TO].

Es decir, “Consagrado a Marte Augusto. Caio Sevio Lupo, arquitecto de Aeminium (Coimbra) Lusitano en cumplimiento de una promesa”.


El ascenso hasta la rotonda superior de la torre romana se realizaba a través de una rampa (imagen 4) que discurría entre las cámaras interiores y las fachadas. Tras la caída del Imperio Romano y el declive de Brigantium, esa rampa se fue deteriorando hasta desaparecer.




El sistema de iluminación sería con una lámpara de aceite similar a las de uso domestico, pero de enormes dimensiones. Podemos ver la piedra (imagen 6) que formaría parte de este sistema de iluminación, colocada sobre el recipiente que contendría el aceite. Podemos ver en la parte superior el orificio de la mecha que, al encenderse, proyectaría la luz sobre un espejo parabólico (imagen 7).

Es probable que este mecanismo de iluminación fuese móvil. Gracias a un sistema hidráulico y de contrapesos, la luz emitida se desplazaría para que se entendiese desde la distancia que era una señal marítima.

El sistema puede verse representado en los planos antiguos, dentro de la rotonda superior de la Torre de Hércules, y que en el siglo XVIII fue sustituida por lo que hoy conocemos como Sala Giannini.






La Torre de Hércules conserva el núcleo interno del faro romano, que presenta la particularidad de estar organizado en tres niveles con cuatro cámaras por planta. Todos estos espacios se cubrían con bóvedas de cañón, pero tres fueron desmontadas al construir la escalera interior. La comunicación entre las cámaras de cada uno de los tres niveles se hacía originariamente siguiendo una orientación trasversal este-oeste y siempre dos a dos, con el fin de evitar que las cuatro estancias de una misma planta estuvieran comunicadas y de este modo dificultar la propagación de un hipotético incendio y, al mismo tiempo, favorecer la resistencia en caso de ataques. El ingreso desde el exterior a cada una de estas cámaras se hacía a través de las puertas situadas en la rampa helicoidal ascendente que envolvía el núcleo de la Torre y que permitía el ascenso hasta la parte alta de la misma.

Tras la desintegración del Imperio Romano y las invasiones germánicas la Torre inicio un camino de abandono y progresiva ruina, las rampas desaparecieron así como las fachadas que lo cubrían. Fue objeto de expolio y usado como cantera de piedra para nuevas construcciones. 

Pese a ello, en el siglo V de nuestra era, todavía el faro tenía una cierta relevancia o recuerdo.  El cronista Paulo Orosio, discípulo de San Agustín, señalaba en su obra, la Cosmografía que “en el segundo ángulo de Hispania está orientado al norte, donde la ciudad galaica de Brigantia eleva para observación [del mar] de Britania su altísimo faro y digno de mención entre muy pocas cosas”.

Durante muchos siglos, hasta comienzos del siglo XVI, la única función de La Torre será militar, como atalaya defensiva  previendo un ataque por sorpresa. Será denominada "Castillo Viejo" . 

En 1589 la ciudad sufre el ataque del corsario Francis Drake (cuenta con una carta náutica en la que la Torre figura como lighthouse). El escritor coruñés Francisco Tettamancy en uno de sus libros relata un episodio de este fracasado intento inglés el antiquísimo faro: 

"... entre el 5 y el 6 de mayo de 1589 el pirata inglés Francis Drake asedió la ciudad y tomó la Pescadería, pero un grupo de soldados se refugiaron en la Torre y se hicieron fuertes pero sufrieron un durísimo asedio. Éste duró nueve largos días en los que se acabaron los víveres y el agua. Poco a poco el hambre y la fatiga fueron venciendo el ánimo de los soldados, pero hubo uno que aguantó hasta el final, sin más alimento que los huevos de algunas aves que anidaban en el viejo faro".

Hoy podemos  ver la estatua de un soldado de guardia al pie del monumento, aunque la indumentaria correspondería a la época de su principal rehabilitación, a finales del siglo XVIII (imagen 9).




A lo largo del siglo XVII aumenta la actividad de los puertos del norte peninsular. En 1684 el Duque de Uceda, Capitán General del Reino de Galicia, inicia la restauración del antiguo faro de la ciudad (a instancia de cónsules europeos) apoyando consigo la navegación comercial. El encargado de las obras será Amaro Antúnez que diseñó una escalera que recorría el interior de la Torre horadando las bóvedas de las cámaras romanas. Para mantener el lugar en condiciones se crea un gravamen para todos los buques que entrasen en los puertos de Galicia a los que se les entrega un  recibo denominado fanal (farol grande) que muestra un esquemático dibujo de la Torre de Hércules.

A finales del siglo XVIII Eustaquio Giannini restaura y reforma la Torre de Hércules. En primer lugar, consolidó el cuerpo prismático principal, añadiendo un forro pétreo en sus cuatro fachadas ocultando bajo este envoltorio los antiguos muros romanos. Con este envoltorio los muros pasaron de tener un espesor de 1,5 metros a 2,15. Para alcanzar la nueva linterna construye una escalera de piedra, que en cada planta discurre por una cámara diferente, con el fin de no debilitar la estructura del faro.





Subir eses 242 escalones de la escalera de caracol nos permitirá gozar de una excelente panorámica de la ciudad, una rosa de los vientos que se encuentra a sus pies y de unas maravillosas vistas de sus alrededores marinos.




Sobre el remate de la estructura romana se asientan los dos cuerpos octogonales añadidos en la ampliación de 1789, manteniendo el pavimento original romano. El primer cuerpo está ocupado por la llamada sala Giannini que cuenta con una falsa cúpula apoyada sobre cuatro pilares radiales que dejan un espacio entre ellos (imagen 14).

La última estructura albergaría el sistema de iluminación. Fue reformada por el propio Giannini pasados unos años al modificar este procedimiento de iluminación y adaptar el edificio para colocar una nueva método de lámpara que sustituyera al inicial de carbón. En la imagen 15 vemos el aspecto reformado de la Torre.   




Una última curiosidad, la luz que desprende se divisa en el mar desde una distancia de 32 millas, unos 60 kilómetros.














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